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Hay tiendas pequeñas que han optado por no aceptar el pago con monedas de un peso. Tampoco desean recibirlas como propina los repartidores. ¡Qué remedio! Tocará juntar esas monedas de a peso y canjearlas en el banco…
Las “tiendas de barrio” en distintas zonas de la ciudad son un alivio para muchas dueñas de casa. A ellas solicitan los bidones de agua que llegan casi de inmediato, así como diversos artículos, incluyendo provisiones frescas que se necesitan a último minuto, como un kilo de patatas o un par de plátanos.
El caso es que algunas de estas tiendas han determinado no aceptar pagos con monedas de un peso. Y de igual forma, los mensajeros no las quieren como parte de su gratificación. ¡No hay alternativa! Se deberá ir acumulando las monedas de un peso y cambiarlas en la entidad bancaria…
El Repositorio Nacional, desde ayer y por cinco días, será el “foco central de la historia del folclore dominicano”. Charlas, lanzamientos de libros, espectáculos artísticos, un taller de bachata y merengue a cargo de Xiomarita Pérez, un documental, y hasta una publicación sobre “Anécdotas de Lilís” forman parte del programa denso e interesante de la duodécima Exposición del Libro de Historia que, bajo el lema “Tradiciones Populares Dominicanas”, este año se organiza en homenaje al investigador y folclorista Dagoberto Tejada. Ah… cabe mencionar la relevancia de una conferencia dictada ayer sobre el ahorro para los niños, organizada conjuntamente con Banreservas.
Y hablando de guardar dinero, la enseñanza sobre este tema debería comenzar desde la infancia. Todo puede iniciarse obsequiando una hucha para motivar a los más pequeños a ahorrar y así poder permitirse un gusto en el futuro.
Esto irá creando conciencia en ellos para luego abrir cuentas especiales que les permitan estudiar una carrera y, más adelante, tener su propio hogar. Ojalá no solo los padres, sino también los profesores en las aulas, infundan en sus estudiantes el deseo de ser ahorradores.
Hace poco, José Joaquín Joga E. publicó en el Listín un artículo muy profundo titulado “¿Quién ampara a la clase media?” Me motivó a meditar, tanto por otros como por mí mismo, al señalar que el incremento salarial promedio fue menor que el de la canasta básica, ensanchando la diferencia entre lo que se percibe y el costo de la vida.
Hace referencia a quienes aún conservan su empleo. Podría fácilmente expandir su planteamiento a aquellos que, ya jubilados por edad, si no fuera por los ahorros acumulados a lo largo de varias décadas, tendrían serias dificultades para subsistir. Es que, como indica, “Las ayudas suelen enfocarse en los más necesitados y los estímulos en los más grandes patrimonialmente, mientras la clase media sostiene las finanzas públicas y el consumo sin un respaldo”.
No obstante, según indican los expertos, cuando los contendientes en unas elecciones están casi parejos, es la clase media quien define el resultado. ¿Por qué se le presta tan poca atención?















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