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Santo Domingo. – “Hace seis años perdí todo… estaba en bancarrota, sin rumbo, persiguiendo un sueño”. Con esta revelación que rompió el silencio y conmovió a muchos, Manerra encendió anoche el corazón de un Escenario 360 abarrotado, donde jóvenes, adultos y personas mayores vibraron al unísono celebrando su música, su fe y su triunfo personal.
Lo que inició como un concierto se transformó en un testimonio vivo de superación. Durante dos horas, el cantautor dominicano interpretó 26 temas que transitaron por lo romántico, lo tropical y lo espiritual, guiando a la audiencia a través de los caminos musicales que ha forjado en los últimos seis años, años que, en sus propias palabras, “solo el Señor pudo enderezar”.
Una Velada del Alma: emoción, ovaciones y lágrimas
Desde la primera nota de “Todo me suena a tu nombre” y “La canción de la hora”, quedó patente que el público no solo había ido a escuchar, sino a sentir la música. Manerra respondió con una presentación impecable, un sonido envolvente y una entrega total que cautivó a cada generación presente.
En varios instantes del recital, su voz se quebró al recordar cómo, hace seis años, llegó a su punto más bajo. “No tenía nada… pero Dios me sostuvo, me abrió puertas donde no las había y me devolvió la esperanza”, expresó entre aplausos interminables.
Invitados Estelares: dos duetos inolvidables
La noche también destacó por la presencia de dos grandes artistas invitados:
* Nathalie Hazim, quien subió al escenario para interpretar con él una emotiva versión de “Mantequilla y Café”, generando una de las ovaciones más extensas de la velada.
* Gabriel Pagán, con quien cantó “Mesita de Noche” y luego ofreció dos temas de su propio repertorio, cosechando aplausos atronadores.
Ambos invitados enriquecieron el ambiente del concierto: íntimo, sincero y lleno de energía.
Cada canción generó una respuesta especial del público, que se mantuvo de pie en numerosas ocasiones, cantando, grabando, emocionándose y festejando la trayectoria del artista.
Un Final Aclamado
La noche concluyó con una ovación estruendosa y un público reacio a marcharse. Manerra se despidió entre abrazos y agradecimientos, dejando claro que este concierto no fue solo un éxito musical, sino un renacimiento, una confirmación de que los sueños, cuando se sustentan con fe, esfuerzo y propósito, finalmente se alcanzan.
Manerra no solo llenó Escenario 360, sino que colmó el alma de todos los presentes.
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