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Una dieta apropiada en la tercera edad es fundamental para preservar el vigor, la capacidad mental, la energía y, sobre todo, la autonomía que les permita gozar plenamente de su existencia. Así lo señaló Monserrat Rodríguez León, quien dirige la carrera de Ciencias de la Nutrición en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), enfatizando la necesidad de prestar mayor atención al bienestar y la salud de nuestros mayores.
Rodríguez León indicó que la alimentación tiene un rol crucial, dado que ciertas vitaminas y minerales se vuelven más necesarios con el paso de los años. “Los mayores deben incluir a diario una variedad de frutas, vegetales, carbohidratos como arroz o tortilla, legumbres, frutos secos y semillas. Esta mezcla asegura la ingesta de fibra y antioxidantes precisos para conservar la salud”, explicó.
Un aspecto de gran relevancia, según estudios recientes, es el mantenimiento de la masa muscular. La experta señaló que asegurar suficiente proteína en el desayuno, almuerzo y cena es vital para conservar la fuerza y la capacidad de moverse. “Sugerimos incorporar pescado, huevo, ave, lácteos ligeros con aporte extra de proteína, frijoles, lentejas y carne de res. Esto previene caídas, un riesgo significativo en esta etapa”, resaltó.
A esto es importante sumarle la práctica de ejercicio físico que combine trabajo de fuerza y flexibilidad para evitar el desgaste muscular.
Rodríguez León también subrayó la importancia del calcio y la vitamina D por su efecto en los huesos, así como del hierro, esencial para sostener los niveles de vitalidad. Si se requiere suplementación, recalcó que esta debe hacerse solo bajo guía de un profesional.
Considerando que muchos adultos mayores padecen afecciones como diabetes, colesterol alto o hipertensión, la experta recordó la importancia de ajustar la dieta a cada situación. Para quienes tienen diabetes, aconsejó comidas pequeñas, frecuentes, bajas en grasa y azúcar, mientras que para aquellos con problemas de lípidos, recomendó consumir pescados, frutas, vegetales y frutos secos para mejorar el perfil de colesterol y triglicéridos. También insistió en limitar el sodio para controlar la presión arterial y asegurar el consumo de calcio para reducir el riesgo de osteoporosis.
Más allá del componente nutricional, Rodríguez León destacó que el momento de comer debería ser un espacio para la unión familiar, pues compartir alimentos con los mayores ayuda a combatir la tristeza y la depresión, factores que impactan directamente en su salud. Añadió que, si fuera necesario, modificar la textura de los alimentos puede ser determinante para que estos sean aceptados y disfrutados en las comidas.
“La comida no solo nutre el cuerpo, sino que también es una forma de demostrar afecto”, compartió la especialista, invitando a acompañar a los adultos mayores en un modo de vida sano que les permita seguir disfrutando de su papel tan especial e importante en las familias.














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