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Rivales, no pulsen ese interruptor

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Aprovecharse del tema de las drogas en la contienda política es una línea que ninguna formación opositora debería traspasar.

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Aprovecharse del tema de las drogas en la contienda política es una línea que ninguna formación opositora debería traspasar. El reciente suceso de un concejal del PRM señalado por narcotráfico ha motivado que varios líderes del PLD y la FP proferiscan comentarios disparatados, sugiriendo que el PRM debe someterse a una depuración por casos similares reiterados o que avanzamos hacia un narcoestado, como se rumorea en ciertas plataformas digitales.

¿Qué casos reiterados? ¿De qué narcoestado hablamos? ¿Cuántos ediles del PLD entre 2004 y 2020 enfrentaron cargos por narcotráfico? ¿Cuántos narcotraficantes reconocidos admitieron abiertamente haber apoyado al PLD durante esos 16 años? ¿Cuántos altos mandos militares en el pasado estuvieron implicados en situaciones parecidas? ¿Qué administración ha confiscado mayor cantidad de estupefacientes en las últimas cuatro décadas que la encabezada por Luis Abinader?

El PRSC con Joaquín Balaguer, el PRD con Hipólito Mejía, el PLD con Leonel Fernández y Danilo Medina, y el PRM con Luis Abinader, no han sido ni son narcoestados, pues eso excede lo razonable y cae en la bajeza moral. Tampoco ningún político debería sermonear desde una posición de superioridad en este asunto, dado que todos los ejecutivos han contado con funcionarios y afiliados ligados al tráfico de sustancias. La DEA, alcaldes y gobernadores estadounidenses también, pues muchos sucumben a esa lacra seducidos por la rápida acumulación de riqueza.

Apartemos la falsedad y evitemos que la pugna política se envilezca con esas acusaciones malintencionadas sobre un tema que no distingue edades, nacionalidades o afinidades partidistas y religiosas.

Miremos el pasado, analicemos un poco el historial reciente y se constatará que ningún gobierno ni partido ha logrado eximirse de tener gente de sus filas conectada con el trasiego de drogas. Es lo previsible en un país que no produce, pero funge de enlace para el traslado de sustancias a otros territorios.

Sin embargo, no somos México, Perú, Colombia, Bolivia, Venezuela o ciertas naciones centroamericanas, puntos neurálgicos de productores y traficantes, quienes no siempre necesitan el cielo o el mar para movilizar grandes alijos. Lo hacen por tierra, desde el sur, sorteando el Darién y llegando a Estados Unidos, el mayor consumidor global.

La situación de Haití es otro escollo, puesto que la inestabilidad gubernamental, la miseria extrema y la falta de controles facilitan su uso como corredor para el movimiento de narcóticos hacia nuestro país y otras islas del Caribe.

Sacad este tema del diálogo político para que la… [omisión intencionada, manteniendo el carácter del original] no se disperse como arena del desierto.

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