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París.- El exmandatario francés Nicolas Sarkozy, sentenciado a 5 años de prisión, retornó el lunes a su morada en el exclusivo sector XVI de París, tras haber vivido tres semanas “espantosas” tras las rejas a la espera de que se resuelva su recurso con un nuevo juicio en 2026 sobre el financiamiento ilícito de su campaña presidencial de 2007.
Con una modesta recepción de partidarios, tanto al dejar la cárcel parisina de La Santé como al llegar a su residencia, Sarkozy, de 70 años, no emitió comentarios a la prensa tras su liberación “bajo vigilancia judicial”, la cual incluye, como novedad destacada, la prohibición de comunicarse con el actual ministro de Justicia, su allegado Gérald Darmanin.
Quien fuera jefe de Estado de Francia entre 2007 y 2012 fue sancionado el 25 de septiembre pasado con 5 años de cárcel por permitir que sus colaboradores más cercanos negociaran con funcionarios del régimen de Muamar Gadafi para obtener 50 millones de euros destinados a la campaña de las elecciones presidenciales de 2007, que finalmente ganó.
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El Tribunal ordenó en septiembre pasado el encarcelamiento efectivo e inmediato de Sarkozy —el primer expresidente francés en ser recluido— ocurrido el 21 de octubre. Los letrados del antiguo líder conservador presentaron de inmediato una petición de excarcelación que el Tribunal de Apelación aceptó este lunes, acorde a lo solicitado por la Fiscalía francesa.
Entre las estipulaciones impuestas, se encuentran, además de la restricción de abandonar Francia y de contactar con los otros implicados en el proceso, la de no “comunicarse” con el actual ministro de Justicia, Gérald Darmanin, quien lo visitó en prisión y con quien mantiene un vínculo cercano tras compartir formación política en la década previa.
Unas cuatro horas y media antes de su regreso a casa, Sarkozy había comparecido ante el Tribunal desde la prisión vía videoconferencia y ofreció un último discurso en el que detalló sus condiciones de reclusión, criticadas por ciertas facciones de izquierda por ser más ventajosas que las de los reclusos comunes.
“Es duro, es muy duro, desde luego lo es para todos los privados de libertad, diría incluso que es agotador”, expresó Sarkozy, mientras, a poca distancia, sus cercanos lo escuchaban mediante una pantalla desde el Tribunal de Apelación de París.
En la pequeña y abarrotada sala, estaban presentes su esposa Carla Bruni, dos de sus cuatro vástagos (Jean y Pierre) y su hermano François para seguir la audiencia, que también despertó gran interés mediático y en la cual los dispositivos móviles fueron confiscados por las autoridades para evitar grabaciones de imágenes o audio durante la sesión.
“Deseo agradecer la excepcional humanidad del personal penitenciario porque ellos han logrado que esta pesadilla carcelaria sea algo llevadero”, agregó el exmandatario, quien dedicó las tres semanas tras las rejas a escribir sobre esta vivencia y a hacer ejercicio físico, según informaron sus abogados.
Los defensores del antiguo presidente expusieron ante el Tribunal sus argumentos para la liberación inmediata de su representado, al considerar que no suponía un riesgo de obstrucción probatoria.
Asimismo, argumentaron que Sarkozy no abandonaría el territorio nacional dado que toda su familia reside allí y advirtieron que la prisión representaba un riesgo real para su integridad.
El presidente del Tribunal alertó, por su parte, que mantener el régimen de “libertad bajo supervisión judicial” está estrictamente ligada al cumplimiento de todas las condiciones señaladas y recordó que Sarkozy ya tiene una condena firme dictada en 2024 por un asunto de cohecho y tráfico de influencias de 2014 por el cual portó un brazalete electrónico entre febrero y mayo de este año.
El líder conservador arrastra otro fallo judicial, una pena de un año de prisión en noviembre de 2021 —rebajada a la mitad en Apelación en febrero de 2024— por la existencia de una red de facturas falsas para financiar de modo encubierto actos de campaña. El recurso ante el Tribunal Supremo se dirime el próximo 26 de noviembre.
Respecto al expediente de su financiación libia irregular, Sarkozy mantiene su declaración de inocencia mientras aguarda el año 2026 para la celebración de un nuevo juicio de alzada.
Como dato curioso, al inicio de la sesión, entre los “aspectos de su perfil”, se leyeron también los ingresos que el exmandatario declaró en el ejercicio fiscal de 2023: 4,5 millones de euros.
El expresidente francés manifestó este lunes que “se ha administrado justicia” con la decisión del Tribunal de Apelación de París y señaló que su “único propósito” ahora es demostrar su “inocencia”.
“Se ha hecho justicia. Ahora me dedicaré a preparar el juicio de alzada. Toda mi energía está enfocada en un solo objetivo: probar mi inocencia. La verdad prevalecerá. Es algo que la vida nos enseña. El desenlace final aún está por escribirse”, indicó Sarkozy en un comunicado en sus redes sociales.
También aprovechó para expresar su gratitud a todas las personas que le brindaron su apoyo durante el tiempo que permaneció tras los barrotes en la prisión parisina de La Santé.








