Washington, 25 nov (EFE).- El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, honró el martes la costumbre de conmutar la sentencia a dos pavos, salvándolos de terminar como plato fuerte del Día de Acción de Gracias, y bromeó al anular los indultos concedidos a aves por su predecesor, Joe Biden, alegando que fueron sellados con un “autopen”.
Las dos aves afortunadas se llaman Gobble y Waddle, nacidas en julio en una granja de Carolina del Norte, con pesos de 52 y 50 libras (24 y 23 kilos), respectivamente.
Acompañado de la primera dama, Melania, el presidente perdonó a los pavos en un acto celebrado en el Jardín de Rosas de la Casa Blanca, un área que Trump había ordenado adoquinare.
“Gobble, debo decirte algo crucial: tu indulto es incondicional”, expresó Trump al ave, posicionada en un atril, que gorjeó al conocer su salvación.
El otro ejemplar, Waddle, que funge como reserva, no asistió al evento. “Waddle está ausente, pero no importa. Haremos como que está aquí”, comentó el presidente.
Esta es una de las costumbres más singulares de la Casa Blanca, y es habitual que los presidentes la adornen con varias ocurrencias, algo que Trump no dejó pasar para criticar a sus adversarios políticos.
El jefe de estado, quien suele tachar a Biden de inepto y de usar un “bolígrafo automático” para firmar decretos y perdones, anunció entre risas que el uso del “autopen” hace “completamente nulos” los indultos presidenciales del año pasado a Peach y Blossom.
Siguió bromeando que los dos pavos de Biden se dirigían a ser “procesados”, pero que a último momento decidió salvarlos también de ser consumidos.
También mencionó que tenía pensado nombrar a los pavos de este año como los congresistas demócratas Chuck Schumer y Nancy Pelosi, pero luego se dio cuenta de que con esos nombres jamás los perdonaría.
El republicano también arremetió contra el gobernador de Illinois, el demócrata JB Pritzker, por la situación de seguridad en ese estado, llamándolo “gordo y holgazán”, si bien reconoció su propio deseo de bajar unos kilos.
Los dos pavos, de plumaje blanco y cabeza azulada, fueron seleccionados en el certamen que organiza cada año la Federación Nacional del Pavo. Descansaron en un hotel de lujo cerca de la Casa Blanca y, tras recibir el perdón presidencial, pasarán el resto de sus días bajo el cuidado de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
Cada año, por estas fechas, cerca de 46 millones de pavos son terminados en Estados Unidos como plato central del Día de Acción de Gracias, una celebración que rememoriza un festín compartido entre colonos ingleses e indígenas en 1621 para festejar una buena cosecha.
Aunque durante décadas los presidentes recibían pavos como presente por Acción de Gracias, fue George H. W. Bush quien inauguró el tradicional indulto cuando en 1989, dijo en tono jocoso que perdonaba al pavo de terminar en la mesa, como respuesta a una manifestación ecologista frente a la Casa Blanca. EFE
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