Entretenimiento

Un tubérculo anaranjado

8957752465.png
Existen cosas que no logramos olvidar, que tenemos pendientes o que requieren solución, las cuales se presentan incesantemente ante nuestra vista.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Existen cosas que no logramos olvidar, que tenemos pendientes o que requieren solución, las cuales se presentan incesantemente ante nuestra vista. Temas que trascienden lo habitual, pero que simultáneamente constituyen lo diario, el esfuerzo constante por llevar esta existencia, yendo más allá de la rutina, asuntos que nos conducen a través de los días casi sin percibirlo. Esa manera de gestionarlos y experimentarlos, buscando nuestro bienestar, permite una vida tan grata como siempre la anhelamos.

No importa cuán ideales o perfectos sean nuestros ideales, en el proceso de alcanzarlos actuamos como el asno que persigue la zanahoria suspendida justo delante de su hocico, la cual siempre se aleja, forzándolo a avanzar por una senda que al inicio parecía sencilla, pero resultó ser más accidentada; sin embargo, gracias a esa zanahoria, el animal recorrió todo el trayecto sin vacilar, sorteando dificultades, superando impedimentos y sin perder tiempo en lamentaciones.

Ministerio de Obras Publicas

Del mismo modo, hay obligaciones que debemos seguir cumpliendo, aunque no las consigamos de inmediato, e incluso si al principio parecen inútiles o inalcanzables; las ejecutamos a regañadientes porque esas tareas son como esa zanahoria que sigue el borrico. Nos hacen recorrer no solo la trayectoria completa, sino que nos invitan a encarar cada desafío, nos impulsan o nos llevan a vivir el día a día de forma más próxima a nuestros anhelos. Siempre habrá quienes se quejen, pero muchas veces esas protestas son una manera de darse ánimo, de decirse “no retrocedas”, de recordarse algo que deben afrontar, que toca solucionar, seguir adelante, como solía decir un pariente: -Hacia atrás, solo para tomar impulso.

Mis fallos de memoria son mis propias circunstancias, y a causa de algún olvido desafortunado, aprendí a tomar notas, aunque mis amistades duden, cual tía de esas que ofrecen café y galletas, llevo un diario. El asunto es que hace tiempo, al tener que refrendar un permiso de residencia, no lo higo, y esta mañana al despertar, abrir mi bitácora y leer —como haría cualquier pariente que agasaja con café y pastas—, hallo unas letras grandes en color rojo que proclaman: ¡Tramitar documentos, despistado!

Pues así lo hice y todo resultó muy bien, empleé la jornada entera en gestiones personales que me mantuvieron ocupado, y al finalizar y lograr mis metas, actualicé todos mis papeles; y aunque en su momento yo mismo me exasperaba por hacer colas y firmar tal o cual formulario, todo formaba parte de la rutina, esa zanahoria que se aleja y se acerca, que nos hace recorrer toda la ruta sin percatarnos.

Cuando finalicé mi jornada de ajetreo, apenas eran las 6:20 p.m., fui a ver a mi progenitora, quien me escuchó entre risas diciendo: -Cualquiera dudaría que ese eres tú, mi muchacho, hay cosas que son para tu propio beneficio, no te quejes tanto, por el amor de Dios.

Mientras ella me decía esto, me sirvió para refrescar el cierre de la tarde, un jugo de zanahoria.

TRA Digital

GRATIS
VER