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El cronómetro indicaba la 1:23 de la tarde cuando la corriente eléctrica empezó a fluctuar en distintas zonas del país. Pocos minutos después, la última luz visible fue la del sol.
La Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED) confirmó que se trataba de un apagón general, originado por un desperfecto en la red de transmisión.
Un poco más tarde, el presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, aclaró que el fallo no provino de las distribuidoras, sino de la central de San Pedro de Macorís.
Según pormenorizó, “las generadoras de CESPM dejaron de operar, lo que a su vez impactó a la central de Andrés y esta a Punta Catalina, causando una desconexión sucesiva del sistema eléctrico nacional interconectado”.
El corte de luz paralizó el transporte colectivo. Semáforos inactivos, extensas colas y usuarios atrapados en los trenes marcaron la jornada vespertina.
La Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) comunicó que, a las 1:25 p. m., las subestaciones eléctricas Paraíso e Isabela -que suministran energía a las líneas 1 y 2 del Metro de Santo Domingo, además del Teleférico- quedaron fuera de servicio.
El plan de emergencia permitió sacar a los pasajeros de forma segura, pero al llegar a las calles se encontraron con escasez de vehículos alternativos y gran congestión vehicular.
El firmamento se tornó en oscuridad. Debido al colapso del tráfico y la inquietud por posibles sucesos, el Ministerio de Interior y Policía ordenó un refuerzo de agentes a nivel nacional.
La ministra Faride Raful comunicó en sus plataformas a las 5:52 de la tarde que fue una acción preventiva para mantener el orden y regular la circulación de vehículos.
Entre las resoluciones tomadas se incluye verificar si el incidente fue producto de una acción humana y evaluar los protocolos técnicos del sistema.
El economista Antonio Ciriaco estimó al diario HOY que el fallo eléctrico causaría detrimentos económicos superiores a los RD$307 mil millones, al dejar inoperativos cerca de 3,000 megavatios por un lapso de ocho horas.
La afectación alcanzó a fábricas, comercios y hogares, impactando también la capacidad de producción y el transporte público.
El evento desató una cascada de reacciones.
La vicepresidenta Raquel Peña anunció que se están investigando los motivos del apagón, mientras que el exmandatario Leonel Fernández calificó la interrupción como “una negligencia imperdonable”.
Otros líderes políticos, como Abel Martínez y Carlos Amarante Baret, también emitieron opiniones: el primero cuestionó la falta de liderazgo en la red eléctrica, y el segundo enfatizó la urgencia de resarcir los perjuicios ocasionados.
El presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, instó a realizar una averiguación minuciosa para evitar futuras repeticiones.
De acuerdo con Celso Marranzini, titular del CUED, el país ha sufrido 13 fallos eléctricos totales en los últimos veinte años:
El subsecretario de Energía de la Fuerza del Pueblo, Juan Tomás García, indicó que el sistema eléctrico nacional sigue siendo frágil y propuso tres medidas inmediatas para prevenir otro apagón masivo:















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