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A la actual revolución eléctrica le falta un ingrediente clave

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PARÍS - En todo el mundo, los sistemas energéticos están experimentando transformaciones profundas y aceleradas que les darán un aspecto radicalmente distinto en los próximos diez años.

PARÍS – En todo el mundo, los sistemas energéticos están experimentando transformaciones profundas y aceleradas que les darán un aspecto radicalmente distinto en los próximos diez años. Uno de los principales impulsores es la creciente electrificación de la economía global. No solo un número cada vez mayor de personas utiliza vehículos eléctricos, bombas de calor y electrodomésticos inteligentes (interconectados digitalmente), sino que también se observa un crecimiento explosivo en la construcción de centros de datos que consumen mucha electricidad, muchos de los cuales alimentan la inteligencia artificial. Debido a estas tendencias, la Agencia Internacional de la Energía ha proyectado que la demanda de electricidad crecerá seis veces más rápido que la demanda total de energía para 2035.

El lado de la oferta del sector energético también está evolucionando rápidamente. Las fuentes de energía renovables, especialmente la solar, están llamadas a desempeñar un papel cada vez más importante en los sistemas eléctricos de todo el mundo. Estas tendencias y tecnologías podrían aumentar la independencia energética y reducir las emisiones si se implementan las políticas y la infraestructura adecuadas. Sin embargo, también añaden una capa de complejidad a la gestión de la red, ya que los operadores deben considerar los flujos variables de electricidad mientras garantizan la fiabilidad y la asequibilidad para los consumidores.

Las redes también deben suministrar energía a más lugares y dispositivos. Para 2030, los hogares y las empresas contarán con más de 30,000 millones de dispositivos conectados digitalmente, el doble que en la actualidad. Para mantenerse al ritmo, la flexibilidad de los sistemas energéticos —su capacidad para responder en tiempo y forma a las fluctuaciones de la oferta y la demanda de electricidad— debe aumentar mucho más rápido de lo previsto actualmente.

La digitalización podría ser la clave para cerrar esta brecha, aunque también introduce nuevos desafíos. Las herramientas digitales para optimizar los sistemas eléctricos pueden mejorar la eficiencia, aumentar la asequibilidad y reforzar la seguridad energética. Y la inteligencia artificial, en particular, tiene un enorme potencial para fortalecer y racionalizar los sistemas eléctricos. Como muestran estudios de casos recientes, los modelos y herramientas ya disponibles pueden predecir mejor la producción de fuentes de generación sensibles a las condiciones meteorológicas, ayudar a alinear la oferta y la demanda a lo largo del día y contribuir a detectar y corregir anomalías en la infraestructura a medida que surgen.

Pero para aprovechar al máximo estas oportunidades, es necesario gestionar ciertos desafíos. Aunque la mayoría de las nuevas tecnologías del lado de la oferta y la demanda están habilitadas digitalmente —lo que implica la posibilidad de conectarse a otros sistemas digitales—, tienden a funcionar de forma aislada. A menudo presentan diseños patentados, carecen de interfaces estandarizadas y no cuentan con la funcionalidad necesaria para interactuar dinámicamente con la red. Esta fragmentación genera ineficiencias innecesarias, incrementa los costos, frena la innovación y dificulta la obtención de los beneficios de la digitalización a mayor escala.

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Por eso no basta con dotar a nuestros sistemas energéticos de capacidades digitales. También deben ser interoperables para que las nuevas tecnologías puedan integrarse sin problemas. Cuando todos los nodos de la red pueden comunicarse de manera eficiente, quienes gestionan el sistema pueden alcanzar los resultados deseados con mayor rapidez.

Si se aplica correctamente, una mayor interoperabilidad entre las tecnologías digitales, tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta del sector energético, puede generar beneficios reales. Los cargadores inteligentes de vehículos eléctricos podrían desplazar la carga a las horas en que la generación renovable es alta. Los termostatos y electrodomésticos modernos podrían responder a señales de precios en tiempo real, ayudando a reducir los picos de consumo eléctrico. Se podrían agregar sistemas solares en los techos para suministrar energía a las redes cuando sea necesario. Con los marcos adecuados, estos recursos pueden trabajar conjuntamente, impulsando el progreso hacia los objetivos energéticos que los países y las comunidades se han fijado.

A menos que hagamos más para garantizar la interoperabilidad, corremos el riesgo de un futuro con potencial desaprovechado, oportunidades perdidas, inversiones inmovilizadas y crecientes amenazas a la seguridad energética. La frecuencia de los ciberataques contra las empresas de suministro energético se ha triplicado al menos en los últimos cuatro años, y ahora la inteligencia artificial los está volviendo más sofisticados. Sin embargo, sabemos que los sistemas interoperables basados en normas comunes pueden ser más resilientes frente a estas amenazas.

Por eso, pedimos a los gobiernos y a la industria que colaboren y trabajen para lograr sistemas energéticos digitalizados que sean fuertes y seguros. Más que nunca, necesitamos una visión compartida y una planificación a largo plazo. Las propuestas recientes para una Red Energética Digital apuntan a crear una columna vertebral digital unificada para el ecosistema energético, introduciendo identidad universal, legibilidad automática y verificabilidad. Estas características permitirían realizar transacciones energéticas transparentes, fiables e interoperables, por lo que deberían tomarse en serio.

Basándose en estas ideas, India ya está dando un paso calibrado hacia adelante con el lanzamiento de India Energy Stack. La IES (por sus siglas en inglés) busca construir una infraestructura pública digital que permita la identificación y el intercambio de valor entre multitud de actores y activos mediante especificaciones y normas uniformes.

Los sistemas energéticos seguirán transformándose de un modo u otro. Debemos actuar ahora para garantizar que los sistemas que surjan reflejen opciones de diseño bien pensadas. Eso significa fomentar la cooperación global y crear formas compartidas de infraestructura que funcionen para todos.

El autor

Fatih Birol es director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía.

El autor Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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TRA Noticias

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