Según los especialistas, el país enfrenta un problema que no está recibiendo la atención suficiente por parte del Estado: el aumento de menores involucrados en hechos delictivos.
Los fenómenos sociales de la “contracultura” y la “indecencia monetizada” están afectando a la sociedad dominicana, especialmente en la vida de niños y adolescentes, advirtieron expertos a LISTÍN DIARIO.
De acuerdo con los especialistas, el país enfrenta un problema que no está recibiendo la atención adecuada del Estado: el incremento de menores implicados en actos delictivos.
“La calle está llena de riesgos”, afirmó el director de Servicios Penitenciarios y Correccionales, Roberto Santana, al señalar la presencia de antivalores que, según él, “todos sabemos que nos están perjudicando”.
“La contracultura y los antivalores predominan muchas veces con una mirada desatenta del Estado”, enfatizó.
“Aquí existen elementos de contracultura que atentan contra las esencias mismas de la sociedad dominicana”, añadió Santana.
El experto en régimen penitenciario explicó que estas influencias negativas afectan a los adultos, pero impactan con mayor fuerza a los jóvenes.
“Indiscutiblemente afectan a los adultos, y si impactan en ellos, imagínese lo que sucede con los jóvenes y adolescentes que ven que quien tiene el punto de droga es el líder”, comentó.
El funcionario hizo un llamado para que el tema sea atendido por todos los sectores —políticos, religiosos y medios de comunicación—.
“No podemos mirar hacia otro lado. Este problema ya está sobre nosotros”, advirtió. “Espero que algún día se resuelva, pero que se resuelva y que las autoridades dominicanas actuemos con responsabilidad”.
Por su parte, el psicólogo y experto conductual Luis Bergés acuñó el término “la indecencia monetizada” para señalar que las conductas indecentes no solo se promueven, sino que resultan lucrativas.
“Ahora los decentes somos más pobres y los indecentes cada vez más ricos… se fomentan más conductas antisociales”, subrayó el especialista.
Bergés lamentó que esta nueva tendencia esté arrastrando incluso a niños de hogares estables a participar en “juegos extremos” con tintes antisociales.
El exdirector del Centro Conductual para Hombres destacó la urgencia de proteger a la familia y la escuela como los “dos espacios más seguros” para la prevención y resocialización, criticando a la cultura moderna que, según él, antes protegía a la niñez, pero ahora “nos desprotege” con sus mensajes.
Santana y Bergés abordaron el tema este lunes durante una nueva edición del “Panel de Expertos”, en esta ocasión para analizar el fenómeno de los menores en la delincuencia, organizado por Listín Diario. El panel fue dirigido por el director de este periódico, Miguel Franjul.
También participaron el general José Santana, director de la Policía Especializada de Niños, Niñas y Adolescentes; el defensor público Guillermo Camilo; el encargado de la División de Protección y Restitución de Derechos del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani), Felin Hernández; la técnica del Departamento de Riesgos Psicosociales del Ministerio de Educación, Kastiuka Santana; y la psicóloga policial Rumilda Belliard.
El psicólogo también lanzó una dura crítica al sistema de justicia penal, calificando el término “adolescentes en conflicto con la ley penal” como un eufemismo.
Bergés argumentó que esta terminología oculta la falta de respuesta social a las necesidades de la niñez y sugirió cambiarla por “adolescentes en encuentro con la ley penal”.
“Me pregunto, ¿qué puede hacer un niño con lo que la vida hace con ellos? […] Por la brecha que se observa aquí, parecería que los conflictos los tenemos quienes no les damos respuesta a sus necesidades”, afirmó Bergés.
Basándose en su experiencia con más de 40,000 casos, Bergés señaló que la violencia se transmite de generación en generación y que el 62% de la población usuaria que atendió relataba historias de infancia sumamente traumáticas.
Indicó que la edad promedio de inicio en conductas delictivas ha disminuido de los 14 años a edades más tempranas, lo que se relaciona con tres factores críticos en el entorno familiar: ausencia de lazos afectivos con las figuras de cuidado primario, falta de supervisión y negligencia plena, agravadas por una estructura social discriminatoria que obliga a los padres a luchar por sobrevivir.
Asimismo, mencionó familias con desvalidez, hogares donde los padres están enfermos (por consumo de drogas) o involucrados en el delito, lo que representa un riesgo directo para la vida del niño.
Bergés explicó que el maltrato y la incertidumbre mantienen al niño en “modo amenaza”, con una sobreproducción de la hormona cortisol.
“Los niños maltratados pueden incluso presentar áreas cerebrales más pequeñas, como la amígdala, lo que los hace más impulsivos”, destacó el experto conductual.
El especialista criticó la “derrota” del propio Estado por no invertir con calidad el gasto público, obstaculizar el diálogo intersectorial y desmantelar plataformas de profesionales capacitados cada cuatro años. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.









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