La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ajustó a la baja sus estimaciones de crecimiento para la economía dominicana, proyectando un crecimiento del 2.9 % en 2025, cifra inferior a las previsiones anteriores.
Según el organismo, en octubre pasado la proyección era del 3.4 %, mientras que en abril de este mismo año se estimaba un crecimiento del 4.5 %, evidenciando un ajuste progresivo ante un entorno económico más desafiante.
La revisión a la baja para el país también se extiende al año 2026, para el cual la Cepal estima ahora un crecimiento del 3.6 %, por debajo del 4.3 % proyectado en octubre de 2025.
Estas cifras fueron presentadas ayer durante la publicación del informe anual “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2025”, en el que la Cepal señala que la República Dominicana, al igual que la mayoría de los países de la región, continúa en una etapa de bajo crecimiento económico.
El organismo advierte que para 2026 las principales fuentes que han impulsado la actividad económica en los últimos años, el consumo privado y la demanda externa, mostrarán una pérdida de dinamismo, lo que limitará el ritmo de expansión.
A nivel regional, la Cepal proyecta que el Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe crecerá un 2.4 % en 2025 y un 2.3 % en 2026. De confirmarse estas cifras, la región acumularía cuatro años consecutivos de bajo crecimiento, con un promedio anual de apenas 2.3 %.
El informe alerta que el desempeño económico de 2026 estará influido por diversos riesgos externos e internos. En el ámbito internacional, el crecimiento de la región dependerá del comportamiento de la economía mundial, especialmente de sus principales socios comerciales, así como de la evolución del comercio global.
También influirán las decisiones de política monetaria de Estados Unidos, que recientemente han sido más expansivas, y los posibles cambios en su política económica y comercial. A esto se suma la incertidumbre en los mercados financieros internacionales y la posible volatilidad de los flujos de financiamiento externo, incluyendo la inversión extranjera directa y las remesas.
En el plano interno, la Cepal advierte que el crecimiento podría verse afectado por el desempeño del mercado laboral y su impacto en los ingresos de los hogares, lo que incide directamente en el consumo. Asimismo, menciona la vulnerabilidad de muchas economías de la región frente a los desastres naturales y las presiones asociadas al pago del servicio de la deuda.
Otros factores clave serán la velocidad con que continúe bajando la inflación y el ritmo de flexibilización de la política monetaria, elementos que influyen tanto en el consumo como en la inversión.
El informe también señala que el crecimiento del empleo perderá dinamismo en los próximos años. Según las proyecciones, el empleo crecerá un 2.0 % en 2024, disminuirá a 1.5 % en 2025 y se desacelerará aún más hasta 1.3 % en 2026, reflejando un mercado laboral con menor capacidad de generar nuevos puestos de trabajo.
En cuanto a los precios, la Cepal estima que la inflación regional alcanzará una mediana del 3.0 % en 2026, superior al 2.4 % previsto para el cierre de 2025. Aun así, este nivel se mantendría por debajo de los picos registrados durante los choques inflacionarios de 2021 y 2022, y cercano a los objetivos establecidos por los bancos centrales de la región.
Aunque el consumo ha sido el principal motor del crecimiento económico en los últimos años, explicando más de la mitad de la expansión del PIB regional, la Cepal prevé que su aporte disminuirá en 2025 y 2026, en un contexto marcado por menor crecimiento del empleo y un entorno externo menos favorable.
De acuerdo con el documento, América del Sur crecerá un 2.9 % en 2025, impulsada principalmente por la recuperación económica de Argentina, Bolivia y Ecuador, que en 2024 registraron caídas en su actividad productiva. Sin embargo, para 2026 la Cepal prevé una desaceleración a 2.4 %, debido a un menor ritmo de crecimiento en la mayoría de las economías sudamericanas.
En el caso de Centroamérica, el informe estima una expansión del 2.6 % en 2025, influida por el debilitamiento de la demanda proveniente de Estados Unidos, su principal socio comercial. Para 2026, se espera una mejora hasta el 3.0 %, aunque la Cepal advierte que la subregión sigue siendo vulnerable por su alta dependencia del comercio exterior, las remesas, el acceso limitado a financiamiento y su exposición al cambio climático.
Por su parte, el Caribe muestra las perspectivas más favorables, con un crecimiento estimado del 5.5 % en 2025 y del 8.2 % en 2026. Este desempeño estaría sustentado en el fuerte crecimiento de la actividad petrolera en Guyana, así como en la recuperación del turismo y un mejor comportamiento del sector construcción. No obstante, la Cepal recuerda que se trata de una subregión con alta exposición a desastres naturales, un factor que limita su capacidad de crecimiento sostenido. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.










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