El economista Adolfo Martí Gutiérrez afirmó que durante el período 2024-2025, el sector monetario dominicano ha mostrado fortaleza macroeconómica, con un crecimiento económico sólido, estabilidad en la inflación y un sistema financiero rentable y bien capitalizado.
Consideró que las tendencias clave incluyen una depreciación del peso del 5% (menor que en otras economías regionales), una alta inversión extranjera directa, un sistema financiero con un alto índice de solvencia y rentabilidad, y una política monetaria del Banco Central enfocada en mantener la estabilidad mientras apoya el crecimiento.
En este período, la política monetaria del país ha evolucionado de enfoques más tradicionales hacia uno más centrado en la estabilidad de precios y financiera, con resultados recientes como la inflación controlada en 2024, con tasas de 3.35% general y 4.01% subyacente, un crecimiento económico robusto (4.95%) y un sistema financiero rentable y capitalizado.
Explicó que la base monetaria mantuvo una tasa de crecimiento promedio de 18.82% entre 1970 y 2024, lo que evidencia una tendencia decreciente en los últimos años, al caer a 3.42% en 2024.
Señaló que en ese escenario, el efectivo en poder del público mostró una tasa de crecimiento promedio de 16.72%, mientras que las reservas de los bancos múltiples crecieron un 24.48%.
Martí Gutiérrez realizó estas consideraciones en un análisis de más de cien páginas sobre “Tendencias Estructurales de la Economía Dominicana (1970-2024)”, publicado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Padre José Luis Alemán, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Planteó que la política fiscal del país entre 1970 y 2024 ha pasado de un predominio fiscal histórico a una mayor modernización y búsqueda de estabilidad macroeconómica.
Las tendencias recientes (2020-2024) se enfocan en la consolidación fiscal, el aumento de la recaudación tributaria y la focalización del gasto social, aunque con un déficit que se mantiene en torno al 3% del PIB, impulsado por subsidios y gastos de capital.
Señaló que la presión fiscal y tributaria ha sido estable en las últimas décadas, representando niveles promedio de 13.8% y 12.4% del producto interno bruto (PIB).
Recordó que entre 1948 y 1990, el crédito interno neto del Banco Central fue el principal factor del aumento de la base monetaria, lo que se conoce como un mecanismo de predominio fiscal.
Entre 1970 y 2024, los ingresos totales crecieron en promedio un 18.1%, mientras que el gasto público aumentó un 18.3%. Los gastos totales se han incrementado, con un enfoque en el gasto social (educación, salud, protección social), subsidios (combustibles, canasta familiar) y transferencias a diversos sectores.
El déficit fiscal, dijo, se ha mantenido en niveles que requieren atención constante, aunque se han implementado medidas de consolidación fiscal para controlarlo.
Afirmó que en el periodo 1970-2024, el mercado cambiario dominicano ha experimentado estabilidad, especialmente en los últimos años, con un margen de depreciación anual del peso dominicano del 2.6% y una depreciación de alrededor del 6.1% en 2024, un nivel bajo en comparación con economías de la región como Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay y Uruguay.
Los flujos de divisas han aumentado gracias a la recuperación económica y el turismo, fortaleciendo las reservas internacionales, que alcanzaron cerca de US$13,388 millones al cierre de 2024.
Entre 1970 y 2024, el tipo de cambio del peso dominicano ha mostrado una tendencia a la depreciación frente al dólar estadounidense, influenciada por factores como la política monetaria, el entorno internacional y la demanda de divisas.
La tasa de cambio de pesos por dólar ha aumentado en el país, pasando de 45.5 pesos por dólar en 1970 a 59.6 pesos por dólar en 2024.
La evolución del tipo de cambio estará influenciada por la política monetaria, el entorno internacional y la demanda de divisas de los sectores productivos.
Indicó que para 2024-2025 se proyecta una depreciación gradual y controlada del peso frente al dólar, influenciada por la política monetaria y la demanda de divisas.
Resaltó que la política monetaria de un país guarda estrecha relación con su régimen cambiario. La cantidad de dinero afecta las tasas de interés y estas, a su vez, impactan el valor de su moneda, por lo cual las oscilaciones de la tasa de cambio afectan el margen de independencia de la política monetaria.
“Un régimen eficaz de metas de inflación, por parte del Banco Central, buscará siempre que exista una compatibilidad con un régimen de tipo de cambio totalmente flexible”, planteó.
Indicó que la deuda pública ha aumentado significativamente desde 1970, alcanzando un pico histórico en 2024, reflejando un crecimiento en el gasto público y una mayor presión fiscal.
Entre 2010 y 2024, la deuda promedio del gobierno fue de unos US$14,885.1 millones y la deuda externa de US$9,041.6 millones, alcanzando un máximo de US$71,525.4 millones en 2024, de los cuales US$41,813.5 millones corresponden a deuda externa, y un mínimo de US$267.1 millones en 1970.
Sostiene que el aumento de la deuda pública ha estado ligado a políticas nacionales erróneas: altos déficits fiscales cuya responsabilidad recae en políticas que perpetúan esquemas de subsidios indiscriminados, empresas estatales ineficientes y una sobredependencia del erario en la recaudación de impuestos al comercio exterior, tasas de cambio sobrevaluadas y regímenes comerciales sesgados en contra de las exportaciones.
La relación entre la deuda pública y el PIB ha mantenido un cociente mínimo de 8.4% en 1991 y un máximo de 81.82% en 1984, promediando un 39.5%.
Dentro de este promedio, la deuda externa ha representado un 31.4% en dicho período. El aumento de la deuda se relaciona con un incremento en el gasto público, que pasó de promediar un 8.4% del PIB en 1991 a un máximo de 21.92% en 2020. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.









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