“Era madre soltera, con un empleo a tiempo completo, tratando de asegurar nuestro sustento, sin comprender del todo ni en qué sitios andaba ni cómo operaban”, relata.
La piel de Mia Bannister luce tatuajes en honor a su hijo Ollie. Su fallecimiento, tras padecer ciberacoso, impulsó a esta mamá australiana a promover la primera legislación mundial destinada a prohibir las redes sociales a los menores.
A partir del 10 de diciembre, los menores de 16 años en Australia tendrán vetado el acceso a Facebook, Instagram, Reddit o TikTok. Las firmas se enfrentan a multas de 32 millones de dólares si no garantizan su cumplimiento.
De haber estado vigente esta norma hace un año, quizás Ollie seguiría con vida, expresa Mia con pesar.
“Era mi mejor amigo”, cuenta, con la mirada fija en el delineado oscuro de una progenitora que sujeta un corazón rojo fracturado.
“Era mi mundo”.
Ollie sufrió acoso cibernético y accedía a contenidos en apps como TikTok, Snapchat o YouTube que promovían la anorexia, combate que también libraba.
Su madre recuerda vívidamente su mata de rizos rojos, su chispa y el brillo de sus ojos, que se fue extinguiendo conforme avanzaba el trastorno alimentario.
La primera vez que Ollie enfermó, halló refugio en las redes. Mia no tenía idea del alcance que esto tendría.
“Era madre soltera, con un empleo a tiempo completo, tratando de asegurar nuestro sustento, sin comprender del todo ni en qué sitios andaba ni cómo operaban”, explica.
Para ella, la culpa recae en las grandes tecnológicas: “Son sus plataformas y su material sin control ni filtro”.
Al darle un móvil a su hijo, los padres les entregan “la peor arma que podríamos facilitarles”, sentencia.
– ¿El camino adecuado? –
Un 97% de los adolescentes encuestados por Mission Australia manifestaron usar redes sociales a diario. Cerca de la mitad invertían tres horas o más conectados.
Quienes no excedían las tres horas exhibían una mejor salud mental y mayor conexión social, concluyó este sondeo realizado a más de 10.000 jóvenes de 15 a 19 años.
El ejecutivo australiano confía en que la ley no expulsará a los chicos del entorno digital, sino que modificará su modo de emplear el tiempo en línea.
No obstante, persisten serias dudas sobre cómo se asegurará su puesta en práctica y cómo las plataformas verificarán la edad de los usuarios.
Las corporaciones tecnológicas criticaron el texto, alegando que es demasiado impreciso.
Las autoridades dejaron fuera de la restricción diez plataformas como Pinterest, Roblox, LEGO Play o Whatsapp, reservándose la potestad de incluirlas más adelante.
Algunos especialistas temen que esta reglamentación prive a los jóvenes de oportunidades y obstaculice el desarrollo de sus habilidades digitales.
“No pienso que este sea el enfoque correcto para la seguridad en la red”, opina Catherine Page Jeffery, catedrática de medios y comunicación en la Universidad de Sídney.
“En lugar de vetar a los jóvenes, preferiría observar que se exijan mayores responsabilidades de seguridad a estas plataformas” que, en numerosos casos, “no fueron diseñadas para infantes”, argumenta.
– Fomento de habilidades –
Para muchos jóvenes, las redes sociales pueden ser cruciales para forjar su identidad y desarrollar talentos.
Desde la crisis del covid-19 y con el respaldo de su madre, Ava Chanel Jones, de 12 años, utiliza Instagram para documentar sus actividades como animadora, bailarina, modelo y promotora de marcas.
Cuenta con más de 11.400 seguidores, cifra suficiente para percibir ingresos mensuales de Meta, recibir productos de firmas gratuitamente e incluso lanzar su propia línea de ropa.
Ava usa la plataforma para interactuar con amistades, pero no con desconocidos, cuyos mensajes van a una sección oculta monitoreada por su madre.
“Soy su madre. Es mi deber protegerla al máximo cuando está en redes”, afirma Zoe.
Para la progenitora, esta actividad digital está impulsando el crecimiento de las destrezas de Ava. “Estoy orgullosa de ella”, asegura.
A partir del 10 de diciembre, Ava podría quedarse sin Instagram. Las plataformas tienen la opción de crear mecanismos específicos para manejar las cuentas de quienes tienen influencia.
Zoe, la madre, ha ajustado ciertas configuraciones de la cuenta con la esperanza de que siga activa.
Pero, como muchos otros, se siente desconcertada sobre cómo se desplegará y ejecutará el mandato.
La comisionada australiana de ciberseguridad, Julie Inman Grant, reconoce que no existe una solución inmediata, pero está convencida de que la limitación es un instrumento “verdaderamente poderoso” para detener el hostigamiento y el perjuicio en línea.
Llega tarde para Mia, quien canaliza su dolor compartiendo la experiencia de Ollie a través de su fundación benéfica.
Con ella busca crear consciencia sobre las enfermedades alimentarias infantiles y sobre el funcionamiento futuro de la ley de redes sociales.
“Lo hago por él y lo hago por todos los demás chicos que están por ahí: los chicos que se han perdido y aquellos a quienes lograremos rescatar”, proclama.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.














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