El Sumo Pontífice León XIV instó ayer a “priorizar la tranquilidad por encima de todo” y a ser “forjadores de concordia en contextos sumamente tensos e inciertos” durante su alocución a los líderes del Líbano, a donde arribó tras su paso por Turquía.
“Me genera gran júbilo encontrarme con ustedes y visitar esta tierra donde la ‘serenidad’ trasciende el mero significado de una palabra. Acá, la calma es un anhelo y una vocación, es un presente y una labor en constante elaboración”, expresó el líder eclesiástico. Y añadió: “Indudablemente, innumerables libaneses, tanto aquí como en el orbe, contribuyen a la armonía de manera discreta, jornada tras jornada. A ustedes, en cambio, que desempeñan funciones institucionales relevantes dentro de esta nación, les aguarda una dicha especial si logran afirmar que han puesto la meta de la paz antes que cualquier otra cosa”,
En presencia del mandatario libanés, Joseph Aoun, con quien se reunió a su llegada, optó por un discurso más sobrio para explicar lo que “implica ser artífices de la sosiego en coyunturas muy complejas, llenas de disputa e indeterminación”.
Pese a que el Papa no hizo mención alguna a las fricciones en el Medio Oriente, su llegada se produce escasos días después de una incursión de Israel en el sur de Beirut, constituyendo una nueva transgresión del cese al fuego pactado un año atrás, y en la cual pereció un miembro del grupo chií libanés Hezbolá.
En la jornada del sábado, Hezbolá dio la bienvenida al Pontífice y le solicitó que durante su visita “repudie” las embestidas de Israel contra el país.
De acuerdo con cifras recabadas por el diario libanés L’Orient-Le Jour, las fuerzas armadas de Tel Aviv han quebrantado la cesación de hostilidades más de 12,000 veces con el objetivo de neutralizar a Hezbolá, en ataques que han causado la muerte de más de 300 personas.
“Vuestra perseverancia es un atributo esencial de los genuinos constructores de concordia; la tarea de la paz implica un reiniciar constante. La dedicación y el afecto por la tranquilidad ignoran el temor ante las caídas aparentes, no se dejan doblegar por las frustraciones, sino que poseen la capacidad de vislumbrar más allá, acogiendo e integrando con esperanza todas las realidades”. León XIV enfatizó que sin “un acercamiento entre aquellos que han sufrido agravios y desatinos, resulta difícil progresar hacia la tranquilidad”.
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