Hace ocho meses, el techo del Jet Set colapsó con cientos de personas en su interior, dejando más de 200 vidas sepultadas bajo los escombros y condenando a los sobrevivientes a traumas que aún hoy los persiguen. Las secuelas, lejos de desaparecer, se han convertido en parte de su vida cotidiana.
Para Julio Montilla, la vida se dividió en un antes y un después.
“He quedado con muchas secuelas, no solo yo, sino también mi familia. Traumas físicos y emocionales. Ha sido muy difícil lidiar con esto”, confesó.
Durante los primeros meses, el miedo dominaba sus pasos.
“Los primeros seis meses no podía entrar a lugares cerrados porque me daba mucho pánico, pero con ayuda de psicólogos he podido empezar a visitar sitios”, relató.
Los gritos que no se borran
El recuerdo de aquella noche sigue habitando su mente.
“Los gritos principalmente, el caos que se vivió… Yo estuve cuatro horas ahí adentro. A veces ni siquiera puedo dormir porque cuando todo se pone oscuro me acuerdo de ese día”, expresó con evidente dolor.
Un mensaje en Navidad
En medio de una temporada que suele estar marcada por reuniones y abrazos, Montilla envió una reflexión desde su experiencia más amarga:
“Debemos aprovechar cada momento en familia y cada minuto que Dios nos da porque no sabemos ni el día ni la hora… Todos los que entramos al Jet Set ese día lo hicimos para disfrutar sin saber lo que nos iba a pasar”, dijo.
Y agregó:
“La Navidad es un momento para estar en familia, para decir lo que sentimos en el momento, no guardarnos nada porque quizá no podamos volver a decírselo”.
Pero además de la nostalgia, hay incertidumbre.
“Tenemos incertidumbre porque no sabemos si se hará justicia para esas personas y tampoco contamos con el apoyo del Estado… Nadie se ha solidarizado con nosotros, que somos los más afectados”, lamentó.
Recordó que en una ocasión las autoridades se comunicaron con él mientras estaba hospitalizado, pero “desde entonces la conversación ha sido nula”.
Misa en honor a las víctimas
Este ocho de diciembre se celebró una eucaristía en la zona cero, encabezada por el padre Rogelio Cruz. Entre velones, fotografías y flores marchitas, el sacerdote volvió a alzar la voz por justicia. A su llamado se unieron familiares, amigos y ciudadanos que, aunque no perdieron a un ser querido, comparten el dolor colectivo.
Como cada mes, el padre reiteró la necesidad de construir un mausoleo en honor a las víctimas.
Proceso judicial
Se recuerda que un tribunal fijó para el próximo 12 de enero el juicio preliminar contra los hermanos Antonio y Maribel Espaillat, propietarios del Jet Set, acusados por el Ministerio Público de negligencia en relación con el colapso. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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