Cádiz (1973). Redactor y editor con enfoque en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para diversos medios y blogs en castellano.
La flamante eufyCam S4 ya está en España y tenía muchas ganas de someterla a pruebas. Tras un par de meses instalada en mi hogar, puedo concluir que representa la progresión natural y necesaria de la trayectoria de eufy con sus cámaras de gama alta. Supera a la S340 que analicé previamente y, lo más relevante, optimiza la vigilancia de espacios exteriores amplios. Ahora dispongo no solo de mayor resolución, sino de una monitorización genuinamente híbrida gracias al binomio entre una lente fija y un módulo PTZ que rota sobre su eje para no perder detalle alguno.
Con la eufyCam S4 se percibe desde el inicio que la supervisión de grandes áreas al aire libre es otra dimensión. La lente fija de 4K se encarga de abarcar la mayor parte del campo visual, capturando detalles a distancia, mientras que las dos lentes PTZ se ocupan del “trabajo móvil”. La clave reside en su perfecta sinergia: la fija detecta el movimiento, lo identifica y, si el objetivo se desplaza, la cámara PTZ pivota, acerca o aleja para seguirlo sin intervención manual. Este sistema híbrido es mi mayor sorpresa, ya que incluso en trayectos largos, como alguien que cruza una zona, la cámara mantiene el foco centrado y claro constantemente.
Aquí la mejora respecto a la S340 es muy significativa. Hay menos fallos al hacer zoom sobre el objetivo, menor latencia en el seguimiento y, crucialmente, una Inteligencia Artificial mucho más sutil al decidir cuándo realizar el acercamiento. Al revisar las grabaciones posteriormente, todo presenta una fluidez natural, como si un operador experto estuviera manejando el equipo.
El sistema BionicMind constituye un componente fundamental del aparato. Discierne entre personas, vehículos, animales domésticos y distingue entre rutinas comunes y actitudes sospechosas. Cuando alguien pasa frente a los sensores, lo registra pero evita el exceso de alertas. Si ese individuo ingresa en un área marcada como prioritaria, esas notificaciones cobran mayor importancia. Su precisión al identificar a visitas en casa ha sido notable.
Hay ciertas promesas que solo algunas cámaras solares cumplen, y en este caso, su rendimiento me ha vuelto a impresionar. Con una hora diaria de luz solar directa, la batería se mantiene al máximo. Durante jornadas grises o semanas de mal tiempo, no he experimentado problemas, lo cual es un gran alivio viviendo en una zona donde no todas las orientaciones son ideales para el sol.
Además, la despreocupación de no tener que cargarla, eliminando cables y enchufes, facilita su montaje en sitios que antes descartaba. De hecho, es uno de los motivos por los que la veo ideal para chalets o propiedades rurales.
Bajo una estética cuidada, se esconde un sistema de disuasión muy efectivo. Si la cámara detecta un acceso no autorizado, activa luces estroboscópicas rojas y azules junto a una alarma sonora de 105 dB, y lo hace sin dilación. Lo he demostrado varias veces y la respuesta es inmediata, algo más ágil que en versiones anteriores.
Estos avisos lumínicos marcan una diferencia sustancial durante la noche. Se pueden personalizar por sector, horario o nivel de sensibilidad, permitiendo así hallar el equilibrio justo entre seguridad y tranquilidad.
La unidad HomeBase es un elemento que ya defendía al probar la S330, y en esta iteración sigue siendo indispensable. Ofrece dos ventajas que transforman la experiencia:
Para aquellos que priorizamos la intimidad y evitamos los pagos mensuales por almacenamiento en la nube, esta combinación es ideal. Toda la información permanece en el hogar, encriptada y accesible únicamente para el usuario. Adicionalmente, se habilitan funcionalidades como el reconocimiento facial avanzado, reservado para usuarios de HomeBase.
Con la S4, el conjunto funciona perfectamente: una cámara sumamente capaz y un “centro de mando” que organiza todo el sistema de forma ordenada, sin demoras y sin depender de la conexión a internet para guardar las grabaciones.
La certificación IP65 resiste bien la lluvia y el polvo, un factor que conocemos bien en las zonas interiores de la provincia de Alicante. A lo largo de estas semanas de uso, el equipo ha sorteado sin apuros rachas de viento fuerte, aguaceros y varios días seguidos de precipitación. No ha emitido ni una sola señal de fallo por humedad o conexión.
El proceso de instalación es simple: se elige el lugar, se fija el soporte, se enlaza con la HomeBase y listo. Desde la aplicación se configuran áreas de detección, sensibilidad, programaciones y patrones de vigilancia. Y el audio de doble vía supera las expectativas: sin interferencias molestas, la voz se transmite con nitidez y se pueden mantener conversaciones fluidas.
Después de dos meses de uso, la eufyCam S4 se posiciona como una cámara diseñada para quien busca un sistema de seguridad sólido, autosuficiente y serio. La triple lente, el seguimiento PTZ y la alimentación solar permiten cubrir terrenos extensos sin puntos ciegos. Si a esto se suma el almacenamiento local, las luces de advertencia y el sistema BionicMind, obtenemos un producto que establece un listón muy alto en un mercado donde no todos los dispositivos cumplen sus promesas.
No es el dispositivo más económico; su coste en la web de eufy y en Amazon es de 299,99 euros, pero es lo que aconsejaría sin reservas a quien desee una solución exterior duradera, sin suscripciones y con la máxima fiabilidad en detección y seguimiento.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Agregar Comentario