El reconocido economista y exministro de Hacienda de Chile, Felipe Larraín, recomendó este jueves a República Dominicana reducir el déficit fiscal, al considerar que este representa “uno de los principales desafíos para el país”.
Explicó que el déficit estructural del país se sitúa en 4.2%, un nivel que “se traduce en más deuda pública” y que conlleva mayores pagos de intereses, lo que ejerce una fuerte presión sobre el presupuesto.
El economista detalló que “si la recaudación tributaria de Dominicana es del orden del 15% del PIB, más del 20% de esa recaudación se destina a pagar intereses de la deuda pública”. Este factor limita los recursos disponibles para políticas públicas, mientras que la deuda “actualmente ronda el 59%, según datos del FMI”, tras haber experimentado un aumento durante la caída del PIB en 2020.
La afirmación fue realizada durante su participación en el “Conversatorio sobre el contexto económico contemporáneo”, organizado por el Ministerio de Hacienda y Economía (MHE) junto al Centro de Análisis para Políticas Públicas (CAPP), donde presentó un amplio análisis sobre la situación macroeconómica global, regional y local.
En este marco, Larraín presentó otros retos clave para el país, entre ellos la necesidad de fortalecer la institucionalidad fiscal, avanzar hacia un consejo fiscal autónomo, consolidar una regla fiscal más robusta, crear un fondo soberano y establecer un marco fiscal de mediano y largo plazo. Estos elementos, explicó, conforman lo que denominó una “institucionalidad fiscal 2.0”.
“La regla fiscal que ustedes tienen, creo que es perfectible, pero prefiero un consejo fiscal autónomo, que ustedes no tienen, y que sería muy interesante establecer por ley”, señaló.
Agregó que un consejo de esta naturaleza “es un órgano autónomo, independiente, asesor… integrado por técnicos de excelencia, transversal políticamente, y que goza de amplio respeto”. A esto sumó la importancia de un fondo soberano, que “junto con la regla fiscal, permite amortiguar los choques externos”.
Larraín explicó que contar con una institucionalidad fiscal sólida no solo contribuye a reducir la incertidumbre para los inversionistas, sino que mejora la calificación de riesgo externa, lo que atrae capitales al país, generando beneficios para el Estado, las empresas y las personas.
Entre las fortalezas del país, mencionó el elevado crecimiento económico, la inflación baja y estable, un banco central autónomo, estabilidad política y social, así como el Plan 2036, al que consideró un objetivo claro y ambicioso, especialmente por su apuesta a duplicar el ingreso per cápita.
Sobre los demás desafíos para República Dominicana, el exministro destacó la importancia de sostener el crecimiento económico, impulsar la inversión, aumentar la formalidad, alcanzar el grado de inversión y avanzar en el proceso de ingreso a la OCDE. Añadió que ingresar a ese organismo “es el club de las buenas prácticas” y requiere esfuerzos a largo plazo.
Larraín insistió a República Dominicana en no caer en la trampa del crecimiento bajo. “Ustedes tienen que volver a crecer”, advirtió, aunque destacó que el país presenta oportunidades relevantes gracias a su estabilidad y a la existencia de “un buen plan”.
Finalmente, cerró con un mensaje optimista: “Creo que aquí hay extraordinarias oportunidades… Las metas que valen la pena son las metas ambiciosas, pero factibles”, afirmó, resaltando que el camino hacia el desarrollo “exige un esfuerzo mancomunado del país”. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.









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