El nuevo líder sirio, Ahmed al Sharaa, hizo un llamado a la población para unir esfuerzos en la reconstrucción de un país devastado por años de guerra civil.
Decenas de miles de personas salieron este lunes a las calles de Damasco para conmemorar el primer aniversario de la caída de Bashar al Asad, en un ambiente lleno de celebración y júbilo popular.
El nuevo dirigente sirio, Ahmed al Sharaa, instó a la población a unir sus esfuerzos para reconstruir una nación devastada por varios años de conflicto civil.
En Damasco, la atmósfera era festiva, con fuegos artificiales, oraciones y banderas, según informaron corresponsales de AFP.
“Lo que ha ocurrido en un año roza el milagro”, celebró Iyad Burghol, un médico de 44 años, haciendo referencia especialmente al espectacular regreso de su país a la escena internacional.
En los últimos meses, el nuevo líder sirio, de 43 años, ha visitado varias capitales y fue recibido calurosamente en noviembre por el presidente estadounidense Donald Trump.
Este exyihadista, al frente de una coalición de grupos rebeldes, se convirtió en jefe de Estado interino tras derrocar el 8 de diciembre de 2024 a Al Asad, miembro de una dinastía que gobernó Siria con mano dura durante más de cinco décadas.
Sin embargo, tras años de guerra civil y crisis económica, la vida cotidiana sigue siendo difícil para los sirios, y las autoridades enfrentan el enorme desafío de restaurar la seguridad, la confianza y la unidad nacional.
La frágil transición se vio sacudida por la violencia intercomunitaria en las regiones de minorías drusa y alauita, así como por numerosas operaciones militares israelíes en territorio sirio.
“La etapa actual exige que todos los ciudadanos unan sus esfuerzos para construir una Siria fuerte, consolidar su estabilidad y preservar su soberanía”, declaró Ahmed al Sharaa el lunes.
La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Siria de la ONU felicitó a Damasco el domingo por las medidas adoptadas hasta ahora, pero lamentó que los episodios de violencia hayan provocado nuevos desplazamientos y una creciente polarización en el país.
“Es momento de (…) sanar divisiones profundas (…) y forjar una nación en la que cada sirio, sin importar su origen étnico, religión, género o afiliación política, pueda vivir con seguridad, igualdad y dignidad”, urgió en un comunicado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
La violencia intercomunitaria, que dejó miles de muertos en marzo y julio, minó la confianza en las autoridades, acusadas de no proteger a las minorías e incluso de incitar o participar en las atrocidades. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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