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Inteligencia Artificial y satélites: ¿Una solución factible para los desafíos de América Latina?

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El rápido incremento de datos está impulsando la aparición de una gran cantidad de nuevas aplicaciones que buscan solucionar diversos problemas que afectan a nuestra sociedad.

El rápido incremento de datos está impulsando la aparición de una gran cantidad de nuevas aplicaciones que buscan solucionar diversos problemas que afectan a nuestra sociedad. Un ejemplo son las imágenes satelitales, que pueden contribuir a la detección de distintos fenómenos ambientales, como incendios, fugas de agua o inundaciones, entre otros. Si a estos datos les aplicamos el uso de la Inteligencia Artificial (IA) para el aprendizaje automático —área de la IA que se encarga básicamente de aprender a partir de ejemplos—, su potencial de aplicación resulta inimaginable.

¿Es confiable el uso de estas tecnologías para resolver problemas?

En la mayoría de los casos, la respuesta es sí. Sin embargo, los modelos basados en IA carecen de una característica que en problemas públicos resulta fundamental: la explicabilidad. Los modelos inteligentes muchas veces pueden operar con cierto margen de error, lo cual podría ser aceptable, pero cuando desconocemos las razones detrás de ciertas decisiones, su uso deja de ser confiable.

En este contexto, según el entendimiento del problema que se quiera abordar, se puede determinar si los modelos basados en IA son útiles o no. Por ahora, sigue siendo debatible emplear IA en cualquier situación, ya que depende en gran medida de las circunstancias y condiciones en las que debe implementarse una solución determinada.

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Por otro lado, aunque las imágenes suelen ser fáciles de obtener y en muchos casos gratuitas, en América Latina dependemos generalmente de la disponibilidad y acceso a estos insumos por parte de empresas privadas del mundo desarrollado. Esto no solo limita las posibilidades de los países en desarrollo para crear aplicaciones innovadoras, sino que mantiene a la región en una situación vulnerable, pues no hay certeza sobre la accesibilidad futura a dichos datos.

Por lo tanto, mientras la región no desarrolle tecnología satelital propia capaz de generar datos de calidad accesibles localmente, no debemos olvidar que, para cualquier solución que deseemos implementar combinando algoritmos de IA con bases de datos sólidas, seremos dependientes de terceros.

Aplicaciones que combinan IA con imágenes satelitales

Más allá de las limitaciones, reales o teóricas, en la región ya existen numerosas aplicaciones que están resolviendo problemas concretos. Un caso interesante de esta tecnología es la estimación de índices de pobreza a través de imágenes nocturnas, donde se analiza la relación entre la cantidad de luz artificial y el nivel de ingresos económicos de un lugar, o la detección de fugas de agua mediante imágenes satelitales que permiten calcular los volúmenes de dichas fugas y sus consecuencias en la zona.

Un ejemplo más delicado de esta tecnología es su uso para la detección de fosas clandestinas en México. Algunos investigadores del Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo) han trabajado durante más de una década en desarrollar modelos capaces de identificar las zonas con mayor probabilidad de contener fosas clandestinas. Esta aplicación ha tenido un impacto significativo en colectivos de madres buscadoras, entre otras organizaciones.

Las soluciones basadas en IA e imágenes satelitales tienen múltiples aplicaciones y, a medida que avance la tecnología y se facilite el acceso libre a los datos, se continuará avanzando para resolver nuevos problemas sociales. Pero, más allá de las expectativas, por ahora en América Latina debemos adaptarnos a las condiciones actuales y crear mecanismos o respaldos suficientes para que, en caso de que se limite el acceso a estos datos, las empresas y organizaciones puedan seguir prestando sus servicios.

Sin embargo, más allá de la vulnerabilidad tecnológica de la región, no debemos rechazar estas nuevas tecnologías porque, más que una amenaza, representan una oportunidad de crecimiento, de resolver problemas de forma más rápida y quizá con menor esfuerzo. Incorporémoslas en nuestra vida cotidiana y aprendamos a utilizarlas de manera responsable, ética y adecuada.

*Este texto forma parte de la colaboración entre la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y Latinoamérica21 para la difusión de la plataforma Voces de Mujeres Iberoamericanas. Conoce y únete AQUÍ a la Plataforma. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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