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Con apenas 17 años, Javi Martínez protagonizó un ascenso económico y deportivo enorme cuando recibió la llamada de su hermano mientras estaba en Osasuna Promesas.
El defensor español no sospechaba que aquella conversación cambiaría su vida: el anhelo de debutar en Primera División se volvía realidad en el momento que su hermano le comunicó: “Te quiere el Athletic, pero no para el equipo reserva. Quieren hacerte contrato con el primer equipo”.
A esa edad, Javi Martínez vivía el fútbol todavía como un pasatiempo, disfrutando con sus amigos y un verano normal. Era parte de la cantera del club navarro y su paga mensual apenas llegaba a los 600 euros, una suma modesta incluso para la Segunda B, hoy Primera RFEF.
Las palabras de su hermano lo dejan perplejo: la propuesta era para jugar en el Athletic Club, y por ende en San Mamés, en La Catedral, un salto directo a la élite para un chico que ni siquiera había estrenado en Primera División.
El siguiente detalle que le revelan es todavía más difícil de asimilar: el Athletic estaba dispuesto a desembolsar 6 millones de euros por su cláusula de rescisión. Él mismo ha confesado en entrevistas que, a su edad, no lograba comprender la magnitud de tal fortuna, especialmente contrastándola con el sueldo que percibía en Osasuna.
“¿Qué me dices, compañero? 6 millones de euros. Yo no tenía idea de lo que eso significaba. Le pregunté qué había respondido Osasuna y me dijo que estaban encantados”, relató el exinternacional español en el pódcast Los Fulanos.
De hecho, Javi Martínez admitió el riesgo que asumió el Athletic al incorporar a un jugador sin experiencia previa en la máxima categoría: “Al final hay que adaptarse a la división. Es muy complicado que un chico de 17 años juegue 34 encuentros en su primera temporada”.
El acuerdo se formalizó en el verano de 2006, cuando el club rojiblanco pagó la totalidad de la cláusula a Osasuna y se lo unió con un contrato extenso, como apuesta presente y futura.
Desde Bilbao se destacó que se trataba de una incorporación estratégica, equiparable a movimientos importantes del club, y que encajaba con su filosofía de priorizar jóvenes formados en el fútbol vasco.
Javi Martínez siempre ha enfatizado el rol fundamental de su círculo cercano en aquella decisión, desde su hermano, quien gestionaba la información y le ayudaba a mantenerse tranquilo, hasta la directiva de Osasuna, que finalmente dio su visto bueno a su partida.
El jugador recuerda que la entidad navarra no solo aceptó la cláusula, sino que le ofreció una despedida emotiva, con una rueda de prensa incluida, donde sintió el aprecio por sus años de formación en Tajonar.
El traspaso supuso el inicio de un periodo sobresaliente en el Athletic, donde se consolidó como mediocampista y también como defensor, llegando a disputar una final de la Europa League y debutar con la selección española.
Esa actuación terminó abriéndole otra gran oportunidad: la del Bayern Múnich, que pagó 40 millones de euros por su traspaso y lo posicionó entre los futbolistas españoles más valiosos de su generación.
Al reflexionar sobre aquel momento, Javi Martínez describe esa vivencia como una mezcla de inocencia juvenil y profesionalización apresurada: pasando de un sueldo casi simbólico en Segunda B a cifras que él mismo reconoce que no sabía cómo interpretar.
Actualmente, ya retirado del Athletic y del Bayern, utiliza ese episodio para ilustrar cuánto puede transformar el fútbol una vida en pocos meses cuando convergen el talento, la ocasión y la confianza de los equipos.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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