— Nieva de Cameros celebra este sábado el centenario de la fundación de su colegio
Hace un siglo, el Eco de Nieva difundía en sus páginas la inauguración de las nuevas escuelas. En aquella época, este diario recogía la “impetuosa necesidad de crear un nuevo colegio ante el desfase de las instalaciones precedentes, ya amortizadas tras tres cuartos de siglo en uso”. Ambas escuelas se construyeron gracias a benefactores locales: las primeras, las antiguas Escuelas Pías, por Plácido Villanueva y Antonio Merino; y las nuevas instalaciones, levantadas en el entorno de la ermita de La Soledad, por Luciano Bueno Sáenz y su esposa María Martínez de Pinillos, “hijos nobilísimos de la villa”. Se trataba del Colegio San Benito y Santa Francisca, también conocido como la Colonia de Nieva.
Hace un siglo, el bienestar y la formación del vecindario de Nieva de Cameros ya eran prioritarios, y la construcción de estas nuevas escuelas se consideraba indispensable. Ya entonces se hablaba de “unas escuelas amplias, bien dotadas y dirigidas para que la juventud adquiera los conocimientos necesarios para luchar en la emigración (eterna sangría de esta villa)”, informaba el Eco de Nieva. El 2 de julio de 1921 se colocó la primera piedra del edificio en el conocido término de Las Sernas de Nieva de Cameros. Los trabajos durarían cuatro años, de modo que, hace cien años, se abrían las puertas de un lugar destinado a transformar la vida de generaciones. Hoy, esos mismos muros aspiran a seguir cambiando la vida de jóvenes y adolescentes.
Y es que La Rioja ha sido la región elegida como punto de partida de la red nacional de refugios “sin cobertura” para jóvenes, impulsada por la Asociación Española de Municipios de Montaña. “La Colonia de Nieva de Cameros se convierte en el primer refugio de desconexión digital para que jóvenes y adolescentes comprueben que en municipios de montaña como este se puede vivir sin tecnología”, explica la alcaldesa de Nieva de Cameros, Inmaculada Sáenz, en conversación con este medio. La elección de este pequeño municipio riojano, con apenas 50 vecinos y vecinas, convierte a La Rioja en referente nacional en el lanzamiento de la red de Refugios Bien de Altura: espacios sin cobertura, un proyecto que habilita albergues públicos como lugares de desconexión digital voluntaria para jóvenes y adolescentes.
La idea surgió en septiembre, durante el congreso que la Asociación Española de Municipios de Montaña celebró en Jaén. Allí, Sáenz habló del centenario de las Escuelas y la propuesta caló rápidamente porque “un siglo después, la importancia de estos espacios sigue vigente, un centro educativo en su origen que, con el paso del tiempo, continúa siéndolo, aunque a otro nivel”.
La desconexión digital que ofrece este refugio en Nieva de Cameros permitirá a la juventud “vivir otras experiencias, explorar el monte y descubrir detalles que pueden pasar desapercibidos, como las balsas que se forman en torno al arroyo para la cría de truchas en unas de las aguas más puras de la región”. También podrán recorrer los senderos que atraviesan Nieva de Cameros y que forman parte de la Red de Senderos, “a través de los cuales podrán conocer cómo era la vida de los antiguos vecinos y vecinas y por dónde tenían que ir a trabajar”. En invierno, “la nieve nos permite ver las huellas de los distintos animales que conviven con nosotros”. En definitiva, apunta la alcaldesa, se trata de “dejar un poco de lado las nuevas tecnologías para poder observar aquello que suele pasar desapercibido y perderse por los bosques de hayas, pinos y robles que hay en Nieva de Cameros”. Tesoros, añade, “que comenzamos a descubrir cuando dejamos de ser jóvenes”.
Esta desconexión digital es necesaria porque en España cerca del 20 por ciento de los estudiantes de 14 a 18 años presenta un uso problemático del móvil y las redes sociales. La Generación Z en España (16-30 años) dedica entre 4 y 6 horas diarias al móvil y más de 2 horas a las redes sociales, un patrón de comportamiento vinculado a un peor bienestar psicológico. Esta propuesta plantea la montaña y la desconexión digital como terapia, ya que estudios recientes en jóvenes muestran que incluso breves periodos de abstinencia de redes, entre 3 y 7 días, se asocian con una disminución de síntomas de ansiedad, depresión e insomnio, además de un aumento de la capacidad cognitiva y creatividad.
Ese es el reto de los Refugios Bien de Altura, que comienza en tierras riojanas con La Colonia de Nieva de Cameros: “espacios abiertos hace un siglo y que ahora acogen a jóvenes y adolescentes en sus campamentos, colonias o excursiones, acercándolos a la naturaleza y dando un paso más en su compromiso con el bienestar emocional”.
La Rioja comienza así a recetar montaña. Una práctica habitual en algunos países que han analizado los beneficios de pasar tiempo de calidad en la naturaleza y cómo este tiempo influye en la mejora de la salud mental de la población y en la reducción de los costes sanitarios. Tras el ejemplo riojano, cerca de 300 municipios convertirán sus albergues y refugios públicos en espacios sin móviles para la desconexión digital voluntaria. Porque Refugios Bien de Altura es “un proyecto vivo, una iniciativa abierta a entidades públicas y privadas, ayuntamientos, centros educativos, asociaciones juveniles, recursos sanitarios y sociales, y entidades de turismo y desarrollo rural”, concluye Sáenz. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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