El pasado mes de mayo comenzó a regir la Ley Real ID, legislación sancionada en 2005 con el fin de potenciar la vigilancia en los aeropuertos.
A partir del mes de febrero venidero, quienes transiten por los puestos de control de seguridad aeroportuarios en Estados Unidos sin poseer una Real ID o un pasaporte deberán abonar un importe de 45 dólares, según informó la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) este lunes.
Este desembolso se inscribe en la meta del ejecutivo estadounidense de asegurar que los pasajeros aéreos dispongan de documentos de identidad validados a nivel federal.
La TSA sostiene que el cobro solventará los gastos de gestión y cotejo de la identidad del pasajero, lo que asegurará que la carga económica recaiga en los viajeros y no en los ciudadanos.
En un principio, el organismo había sugerido un costo de dieciocho dólares.
La Ley Real ID, dispuesta en 2005 para fortalecer la seguridad aeroportuaria tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, entró en efecto el pasado mayo, si bien su implementación se había aplazado varias veces.
Hasta ese momento, los pasajeros podían desplazarse por territorio nacional usando identificaciones, usualmente licencias de conducción expedidas por cada estado, por lo cual las notificaciones del Gobierno para que los ciudadanos tramiten este permiso han generado preocupación y una gran demanda de último instante.
Para conseguir la Real ID -reconocible por una estrella- es preciso asistir a una oficina de registro vehicular y presentar el nombre, fecha de nacimiento, número de Seguro Social, dos comprobantes de residencia y la confirmación del estatus migratorio legal en EE.UU., según el sitio web del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Respecto a los migrantes sin documentos que hayan optado por abandonar el país siguiendo las sugerencias de partida voluntaria del Gobierno Trump, la TSA comunicó que no se les impedirá abordar vuelos internacionales debido a este requisito.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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