EE. UU. evalúa pruebas de ADN y biometría para endurecer controles en procesos migratorios.
Crédito: Composición El Popular/Meredhit Yañacc.
El modelo migratorio de Estados Unidos se dirige hacia una transformación sin precedentes impulsada por tecnología avanzada. Una iniciativa en estudio dentro del gobierno federal propone reforzar los controles de identidad mediante un uso ampliado de la biometría y la posible incorporación de pruebas de ADN en ciertos trámites migratorios.
Aunque la propuesta aún no es definitiva, su sola evaluación ha generado un debate de alto impacto. Mientras las autoridades sostienen que el objetivo es reducir fraudes y errores administrativos, expertos legales y organizaciones civiles advierten sobre riesgos relacionados con la privacidad, el manejo de datos sensibles y la vigilancia estatal.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) analiza un nuevo esquema de verificación que prioriza herramientas tecnológicas para confirmar identidades con mayor precisión. En este modelo, las pruebas genéticas no serían obligatorias ni generales, sino aplicables únicamente cuando existan dudas razonables sobre documentos o vínculos familiares.
Entre los trámites que podrían quedar bajo este nuevo estándar se incluyen solicitudes de reunificación familiar, adopciones internacionales y casos con antecedentes de fraude o inconsistencias. Según la justificación oficial, el cambio permitiría minimizar errores humanos y agilizar resoluciones que hoy se extienden por meses o incluso años.
Aunque el uso de ADN ya existe dentro del sistema migratorio, su aplicación es excepcional. Con el nuevo enfoque, podría convertirse en un recurso de respaldo más frecuente para validar relaciones biológicas cuando la documentación tradicional resulte insuficiente.
Actualmente, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) recopila huellas digitales, fotografías y firmas. La propuesta en evaluación ampliaría ese alcance con tecnologías como reconocimiento facial avanzado, escaneo de iris, identificación por voz y análisis de patrones de movimiento, herramientas ya utilizadas en sistemas de seguridad internacional.
Este salto tecnológico genera preocupación entre defensores de derechos civiles, especialmente por el almacenamiento de datos genéticos y biométricos. Las principales dudas giran en torno a quién administra esa información, cuánto tiempo se conserva y si podría utilizarse con fines ajenos al proceso migratorio.
Desde el gobierno se argumenta que la automatización permitiría resolver trámites simples sin entrevistas presenciales, acelerando decisiones. Sin embargo, especialistas alertan que la fase inicial de implementación podría generar retrasos mientras se ajustan plataformas, protocolos de seguridad y capacitación del personal. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.









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