EE. UU. detuvo las operaciones de vuelo para el retorno de ciudadanos y elevó la fricción con Venezuela al notificar que su espacio aéreo debía darse por inhabilitado.
Nicolás Maduro denunció que Estados Unidos interrumpió de forma unilateral los viajes de retorno de los migrantes venezolanos y emitió advertencias que, de acuerdo con Caracas, buscan “mermar la soberanía del territorio aéreo nacional”. Esta queja surgió tras la publicación del presidente Donald Trump en redes sociales, indicando que el espacio aéreo venezolano debía considerarse “totalmente clausurado”.
En un comunicado, el gobierno venezolano exigió “acatamiento estricto” a su espacio aéreo y calificó las expresiones de Trump como “un acto hostil, unilateral y arbitrario, contrario a los preceptos más básicos del derecho internacional”. Según Caracas, estas afirmaciones forman parte de una “estrategia constante de hostilidad” hacia la nación.
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El mensaje de Trump, posteado en Truth Social, intensificó notablemente la presión sobre Maduro. En su texto, el mandatario aseveró que todas las líneas aéreas, pilotos, traficantes de drogas y de personas debían considerar el espacio aéreo “sobre y colindante” a Venezuela como íntegramente restringido, sugiriendo un endurecimiento de la táctica estadounidense para acorralar al líder venezolano.
Mientras que la Casa Blanca rehusó aclarar si el mensaje representaba una nueva directriz formal o simplemente una reiteración retórica, el efecto fue instantáneo en la región. Más de 80 individuos han fallecido desde inicios de septiembre a causa de intervenciones estadounidenses contra naves señaladas de transportar estupefacientes en el Caribe y el Pacífico oriental, como parte de una ofensiva que ha incluido un aumento de la presencia naval y operaciones aeronavales destacadas.
La semana anterior, diversas compañías aéreas internacionales empezaron a suspender servicios hacia Venezuela después de que la Administración Federal de Aviación (FAA) emitiera una alerta a los pilotos por el incremento de movimientos militares en el país. Tres transportistas estadounidenses que habitualmente cruzan esa zona confirmaron a CBS News que habían estado evitando el espacio aéreo venezolano durante semanas.
La FAA, cuya competencia se centra generalmente en Estados Unidos y sus dominios, tiende a emitir notificaciones para áreas con altercados o tensiones militares. En su alerta reciente, la agencia aconsejó a los aviones civiles “proceder con cautela” dada la “deteriorada condición de seguridad” en suelo venezolano.
El pronunciamiento venezolano replicó acusando a Washington de inmiscuirse sin respaldo legal en decisiones que son competencia exclusiva del sistema institucional nacional. “Ninguna entidad foránea a la estructura gubernamental venezolana posee la potestad de obstaculizar, vedar o imponer condiciones al uso del espacio aéreo nacional”, afirmó Caracas, citando normativas de la OACI. También sostuvo que las salidas para el retorno de connacionales fueron “cesadas unilateralmente” por Estados Unidos.
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La intensificación se da en un contexto más amplio de presión desde Estados Unidos. Washington no reconoce a Maduro como líder legítimo y el mandatario venezolano enfrenta acusaciones de narcoterrorismo ante juzgados estadounidenses. En fechas recientes, el Pentágono ha realizado sobrevuelos con bombarderos cerca de Venezuela, mientras que el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más moderno de la Armada, fue posicionado en la zona como parte de la operación “Lanza del Sur”, que involucra cerca de una docena de embarcaciones y unos 12.000 efectivos.
El clima político en Washington también se enrareció tras trascender que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, habría dado una orden verbal para que toda la tripulación de una embarcación sospechosa fuera eliminada durante un ataque el 2 de septiembre, según reveló The Washington Post. Ante esto, los senadores Roger Wicker y Jack Reed anunciaron que el Comité de Fuerzas Armadas del Senado llevará a cabo una “fiscalización exhaustiva” de los sucesos.
Entretanto, el equipo de Trump evalúa alternativas bélicas y no bélicas contra Venezuela, incluyendo una incursión encubierta de la CIA autorizada en octubre. A su vez, el presidente ha aludido públicamente a su disposición a negociar con Maduro. De acuerdo con The New York Times, ambos habrían tenido una conversación telefónica recientemente, aunque la Casa Blanca rehusó confirmar el diálogo.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.














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