A medida que Venezuela encara una presión bélica creciente por parte de EE. UU., con su poderío naval y aéreo exhibido en el Caribe cerca de sus costas, el presidente Nicolás Maduro presume de contar con respaldos globales, si bien sus socios aún no especifican si este apoyo irá más allá de meras palabras y se materializará en una defensa armada.
Rusia ha brindado su apoyo verbal a Maduro desde el inicio con comunicados del Kremlin, la Cancillería y ambas cámaras parlamentarias, aunque son pocos los expertos, tanto locales como foráneos, que ven probable que Moscú respalde con hechos y abra un segundo frente en su actual contienda con Occidente.
Maduro aludió a una colaboración militar estrecha con Moscú, pero el titular del Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, desmintió rotundamente los reportes de que Caracas hubiera solicitado formalmente asistencia militar.
El único dato confirmado es que, a finales de octubre, un avión de transporte militar ruso Il-76 aterrizó en Caracas. Un legislador conocido por sus declaraciones polémicas, Alexéi Zhuravliov, afirmó que transportaba sistemas de defensa antiaérea Pantsir y Buk, similares a los que protegen las residencias del líder del Kremlin, aunque esto no ha sido corroborado por nadie.
Tras el estallido de la tensión entre Venezuela y EE. UU., el presidente ruso, Vladímir Putin, promulgó el pacto de asociación estratégica firmado en mayo, un compromiso que ratificó la semana pasada mediante una misiva a Maduro, según informó el canciller venezolano, Yván Gil.
En un esfuerzo por congraciarse con el Kremlin, Caracas recientemente extendió por 15 años la activación de dos empresas petroleras conjuntas ruso-venezolanas y también resolvió aumentar las frecuencias de vuelos hacia Moscú luego de que se anularan las licencias de seis aerolíneas.
En cualquier caso, el panorama sugiere más una situación iraní que norcoreana: Moscú incluyó una cláusula de ayuda mutua en caso de hostilidad en su acuerdo con Pionyang, pero no lo hizo con Teherán, a quien dejó a su suerte cuando Estados Unidos bombardeó la república islámica.
El Gobierno chino ha manifestado que su colaboración con Venezuela ocurre “entre naciones soberanas y no está dirigida a ningún tercero”, al tiempo que ha instilado a Washington a mantener la colaboración judicial y policial dentro de “los marcos legales binacionales y multilaterales”.
Ni Pekín ni Caracas tienen un acuerdo de Defensa público, aunque el país sudamericano sí adquiere armamento de su socio asiático. Dada la discreción que caracteriza estos temas en China, es muy remoto que un posible respaldo a Venezuela de su parte se diera a conocer.
Por lo tanto, el respaldo chino al Ejecutivo venezolano frente a la movilización militar estadounidense en el Caribe durante los últimos meses se ha limitado a declaraciones diplomáticas de apoyo.
China “rechaza cualquier intento de desestabilizar la paz y la armonía en Latinoamérica y el Caribe, así como las medidas coercitivas unilaterales contra naves de otras naciones que excedan los límites necesarios y sensatos”, recalcó en noviembre la vocera del Ministerio de Exteriores, Mao Ning.
El gigante asiático se ha mantenido en los últimos años como uno de los aliados más firmes del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y ha condenado repetidamente las “intromisiones de potencias foráneas” en la nación petrolera, con la cual elevó sus nexos a “asociación estratégica a pesar de todo” en 2023.
Irán ha llamado al respeto de la autodeterminación y la unidad territorial de Venezuela ante el despliegue bélico de Estados Unidos en el Caribe.
A principios de noviembre, el vocero del Ministerio de Exteriores iraní, Ismail Baghaei, sostuvo en una conferencia de prensa que “Venezuela, como país independiente con un pueblo resuelto y decidido, ciertamente tendrá toda la capacidad para defenderse por sí misma”.
Baghaei consideró que las recientes maniobras militares estadounidenses cerca de las aguas venezolanas constituyen una “clara transgresión” de la Carta de las Naciones Unidas.
De igual manera, el ministro de Exteriores de Irán, Abás Araqchí, condenó el martes pasado en una conversación telefónica con su homólogo venezolano la “conducta intimidatoria” de Estados Unidos hacia Venezuela y denunció el “unilateralismo agresivo” de Washington.
Hace tres años, ambos países formalizaron su alianza con la rúbrica de un tratado de cooperación estratégica de veinte años “en todas las áreas”, durante una visita de Maduro al país persa, aunque se desconoce si el pacto de 2022 incluye un componente militar o de seguridad.
A pesar de ser uno de sus aliados más estrechos, es sumamente improbable que Irán intervenga en un conflicto si Estados Unidos llegara a invadir Venezuela, opinan los analistas, y menos aún tras los reveses sufridos en el enfrentamiento de 12 días con Israel en junio.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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