Aunque el acuerdo de libre comercio con el Mercosur genera descontento entre algunos agricultores europeos, sin duda será una gran oportunidad para el gigante brasileño de la carne JBS y su director, Joesley Batista. Se trata de uno de los empresarios más poderosos del continente, al punto de que en ocasiones actúa como emisario informal de Donald Trump ante los líderes de la región, como ocurrió recientemente con Nicolás Maduro. Un hombre poco conocido al otro lado del Atlántico, pero que lidera un imperio.
Joesley Batista comenzó a trabajar a los 16 años en JBS, una pequeña empresa familiar fundada en 1953 en una ciudad del centro de Brasil, que lleva las iniciales de su padre: José Baptista Sobrinho. Poco a poco, Joesley y su hermano Wesley asumieron el control de la empresa familiar y decidieron expandirla.
Primero, adquirieron a sus competidores en Brasil y luego multiplicaron las compras en el extranjero, especialmente en Estados Unidos. En 2007, por ejemplo, JBS compró Swift & Company, el tercer mayor productor de carne de cerdo en Estados Unidos, por 1.400 millones de dólares. El grupo también tiene presencia en Arabia Saudí y en los Emiratos Árabes Unidos.
Sin embargo, resumir a JBS como una pequeña empresa familiar que se lanzó a la conquista del mercado internacional para convertirse en el líder mundial de la carne sería simplista. En primer lugar, porque los hermanos Batista contaron en su momento con el apoyo de numerosos bancos públicos, que les otorgaron préstamos en condiciones muy favorables para financiar esta estrategia de expansión global.
Pero estos créditos a bajo costo no cayeron del cielo. Joesley Batista reconoció posteriormente haber pagado sobornos a varios responsables políticos para alcanzar sus objetivos. Al denunciar a su vez a otras personalidades corruptas, finalmente logró evitar toda condena.
Una visita a Caracas para convencer a Maduro de que dimita
Joesley Batista, de 53 años, es uno de los empresarios más influyentes de Brasil, pero también uno de los más controvertidos debido a sus estrechos vínculos con el mundo político. Una especie de oligarca, cercano tanto a la izquierda brasileña en el poder como a la extrema derecha estadounidense representada por Donald Trump. La ideología pasa a un segundo plano: lo esencial son los negocios.
Durante la última campaña presidencial estadounidense, el grupo JBS donó oficialmente cerca de 5 millones de dólares para financiar la campaña de Donald Trump. Este apoyo le permitió ser recibido en la Casa Blanca, en plena crisis arancelaria entre Washington y Brasilia. Se restableció entonces el diálogo entre Lula y Donald Trump y, a raíz de ello, se eliminaron los aranceles adicionales impuestos a las exportaciones de carne brasileña a Estados Unidos.
Más recientemente, Joesley Batista habría viajado incluso a Venezuela para reunirse con el presidente Nicolás Maduro e intentar convencerlo de que abandonara el poder de forma pacífica, con el fin de evitar una escalada militar con Estados Unidos. Según Bloomberg, este viaje se organizó a petición de Donald Trump, sin que Batista fuera designado oficialmente como emisario. Sin embargo, la iniciativa terminó en fracaso. Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.










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