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Vladímir Putin rememora sus días de antaño con uniforme de militar

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El mandatario ruso, Vladímir Putin, parece haberle tomado el gusto a la vestimenta militar.

El mandatario ruso, Vladímir Putin, parece haberle tomado el gusto a la vestimenta militar. Hasta octubre se había mostrado como comandante supremo solo en dos ocasiones durante el conflicto, pero desde entonces ya suma tres apariciones con uniforme de camuflaje frente al Estado Mayor.

No es casualidad que estos encuentros en centros de mando subterráneos coincidieran con la anulación de la cumbre de Alaska y el inicio de las conversaciones de paz para Ucrania propuestas por Estados Unidos. Putin todavía alberga la creencia de que puede triunfar en el conflicto.

El pueblo ruso no espera menos del Kremlin, que les había prometido una rápida victoria y la completa desmilitarización de Kiev, si bien para enero las Fuerzas Armadas habrán luchado tanto como el Ejército Rojo en la Gran Guerra Patria (1941-45).

El anhelado triunfo en el Donbás, más cerca

El cambio en la indumentaria de Putin se atribuye a que el ejército ruso ha tomado en pocas semanas dos posiciones clave: Pokrovsk (Donetsk) y Kúpiansk (Járkov).

Aunque los ucranianos lo niegan, sí admiten que el adversario está progresando en el Donbás, abarcando el centro, el este y el norte, además de las provincias de Zaporiyia y Dnipropetovsk.

En cómputo total, la herramienta ucraniana DeepState registra que Moscú ha asegurado 505 kilómetros cuadrados en noviembre, un 40% de ellos en Zaporiyia, donde las fuerzas rusas han capturado quince localidades.

El propio Putin declara que Pokrovsk funcionará como “punta de lanza para alcanzar todas las metas trazadas por la operación militar especial” lanzada en febrero de 2022.

Ministerio de Obras Publicas

Y es que Donetsk, donde se originó la insurgencia armada prorrusia en 2014, es un punto no negociable para Putin. Dicha región, junto con la renuncia de Ucrania a integrarse en la OTAN, son fronteras infranqueables.

Lejos del frente de batalla

A diferencia del líder ucraniano, Volodímir Zelenski, quien ha popularizado su atuendo marcial a nivel mundial, Putin hasta ahora solía preferir el traje y corbata de estadista.

Zelenski ha visitado áreas muy próximas al frente en múltiples ocasiones en los últimos años, algo que el mandatario del Kremlin jamás ha emulado.

Su máxima aproximación fue al puerto de Mariúpol, en el mar de Azov, para supervisar las obras de restauración.

Putin, quien ostentó el rango de coronel en el KGB pero nunca tuvo servicio activo en el ejército, mantuvo su atuendo formal incluso al convocar al Consejo de Seguridad de Rusia para debatir la potencial reactivación de pruebas nucleares.

Tampoco le hizo falta para lanzar una de sus habituales fanfarronerías el martes antes de encontrarse con el enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff: “Si Europa desea la guerra (…), estamos preparados”.

Aprensión ante la paz

Los analistas consideran que a Putin le preocupa que el conflicto desencadene una contracción económica, pero le inquieta aún más una paz sin haber conquistado nada en el campo de batalla.

La estructura de poder concentrado que estableció hace 25 años ya no opera eficazmente, puesto que no puede asegurar la estabilidad ni el progreso económico en tiempos de calma.

La única vía para prolongar la existencia del sistema es si EE. UU. valida las posesiones territoriales alcanzadas por Rusia mediante la lucha.

De lo contrario, se plantearán interrogantes muy incómodos para el Kremlin, como el elevadísimo coste en vidas humanas —fuentes independientes lo sitúan por encima de 200.000 hasta un millón de damnificados— y la devastación de la red eléctrica y la infraestructura en las zonas colindantes.

El Kremlin tampoco ha decidido qué destino dar a las ciudades arrasadas en el este y sur de Ucrania, si bien algunos gobernantes afines a Moscú ya sugieren, para sorpresa de muchos ciudadanos rusos, que no serán restauradas al finalizar la contienda.

Sigue siendo incierto el futuro de los centenares de miles de excombatientes rusos al reincorporarse a la vida civil; la prensa nacional ya documenta cientos de delitos violentos —con más de 200 fallecidos— cometidos por estos al retornar del frente.

El antecedente de la intervención soviética en Afganistán es bastante desalentador, dado que muchos de aquellos soldados terminaron involucrados en la delincuencia organizada.

Solo la victoria servirá para legitimar la creciente militarización de la sociedad rusa, desde las aulas hasta los centros de trabajo y la vida cotidiana, así como la represión de esa quinta columna que, desde 2022, anhela la derrota de Putin en la guerra.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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