Por Salvador Holguín
Cuando buscamos en el diccionario de la Real Academia Española el significado de canibalismo nos encontramos que es: Acción o costumbre humana de comer carne de seres de su misma especie, generalmente de forma colectiva y siguiendo un ritual. Si profundizamos hallamos que también era una tribu indígena a la que se llegó a acusar ridículamente de canibalismo, debido a que los arqueólogos encontraron a principios de 1937 huesos humanos con huellas de canibalismo y signo de salvajismo. A esto hemos llegado en la República Dominicana entre nosotros mismos, nos estamos comiendo unos con otros sin respetar que sean niños, niñas, jóvenes o ansíanos, lo que quiero decir es que no hay respeto para nada ni nadie.
El hallazgo de tres cadáveres de jovencitas asesinadas entre 16 y 18 años en hechos separados pero macabros, ha dejado la ciudadanía perturbada y en estado de shock, ya que dichas escenas las creíamos propias de una película, o de una buena novela de ciencia ficción. Es asombroso, indignante y causa mucha consternación para los dominicanos, al ver cómo han cubierto de luto, lágrimas y dolor a las comunidades de Cenoví en la provincia Duarte; Rincón de La Vega, y Nigua de San Cristóbal, por las muertes violentas de tres de sus hijas; Emely Peguero, Dioskairy Gómez y Rosalinda Yan Pérez. El caso de Marlon Martínez y su madre Marlín Martínez, contra la menor Emely Peguero Polanco, los cuales obligaron a la inocente niña de apenas 16 años a practicarse un aborto involuntario, el cual ha sido calificado por la sociedad dominicana como un acto de crueldad y ferocidad extrema.
Muchas personas nos preguntamos ¿qué nos pasó?, y cuando nos adentramos a la problemática social del país, nos damos cuenta que todo está desmembrado; legalizaron y proliferaron las bancas de apuestas, los narcos y lavadores están en las posiciones de poder como ministros, senadores, alcaldes, diputados y regidores, los hombres ya no quieren trabajar, las cabañas de sexo fueron legalizadas como empresas inmobiliarias, los colmadones y el consumo excesivo de alcohol se utilizan como indicadores del crecimiento económico del gobierno de turno, se legalizó la impunidad, el soborno, el narcotráfico, tráfico de armas y el sicariato está establecido como compañía en RD, se pervirtió la justicia, destruyeron las empresas gubernamentales, los funcionarios del PLD se hicieron multimillonarios y desplazaron a las familias tradicionalmente ricas, los políticos dominicanos con los cuales antes contábamos, principalmente de la oposición, se vendieron por dinero y cargos en el gobierno.
La mayoría de los medios de prensa y comunicación se convirtieron en bocinas de los presidentes y funcionarios de turno, dejaron de ser fuentes de orientación sana para convertirse en vocingleros apañadores de la corrupción y malversación de los fondos del Estado. La escuela dejó de enseñar Moral y Cívica, la Iglesia Católica se desacreditó por los escándalos de sacerdotes pederastas y violadores de menores, y para joderse más la Nación los hombres serios no quieren meterse en política. Ahora estamos cosechando lo que sembramos con nuestros hijos y en la sociedad, no sé porque esperamos resultados diferentes…
Si no prestamos atención a la conducta de nuestra juventud que van hacia el camino de la perdición y autodestrucción; si los padres y madres de familias no reaccionamos con cordura y empezamos a hacer lo que hace mucho tiempo debimos haber hecho que es asumir y enseñar normas, reglas y códigos de vida, estableciendo límites y guiándonos por ellos, si no hacemos nada al respecto, seguiremos perdiendo lo mejor de nosotros, nuestros jóvenes y niños, nuestros matrimonios, nuestras familias, nuestros valores, nuestra fe, nuestras vidas y por ende nuestro país. El Estado debe actuar y unirse en cooperación con todas las organizaciones y los dominicanos que estén dispuestos a empujar en la dirección correcta, y a la vez dejar de presionarse por grupos que pretenden confinar la fe, los valores y las buenas costumbres.
Sólo nos queda esperar que Dios meta sus manos en nuestra República Dominicana que lamentablemente está corroída por la doble moral, pose, simulación, los antivalores, la corrupción, el liberalismo y donde los principios y valores no cuentan, lamentablemente han desaparecido. Ser honesto ya no es motivo de referente moral en nuestra sociedad, por eso es que pregunto, ¿Qué nos pasó con este canibalismo pueblo dominicano…?, esperando tener repuesta o por lo menos que reflexionemos, tal vez estemos a tiempo de salvar la Nación.