Los móviles con cuatro cámaras ya están aquí

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La cámara es uno de los componentes fundamentales de los teléfonos móviles. No sé cuántas veces he escrito ya esa frase o una similar, pero no por ello deja de ser más cierto. Aunque necesitamos pantallas grandes, baterías que duran mucho, materiales de calidad en el acabado y componentes que garanticen la fluidez en el uso, al final mucha gente se fija en la cámara lo primero de todo.

El Mundo

La cámara es uno de los componentes fundamentales de los teléfonos móviles. No sé cuántas veces he escrito ya esa frase o una similar, pero no por ello deja de ser más cierto. Aunque necesitamos pantallas grandes, baterías que duran mucho, materiales de calidad en el acabado y componentes que garanticen la fluidez en el uso, al final mucha gente se fija en la cámara lo primero de todo.

Quizá de ahí viene la reciente obsesión de las marcas con la doble cámara. ¿Qué puede beneficiar más al marketing de un nuevo dispositivo que duplicar aquello que más gusta a los usuarios? Y quien dice duplicar, dice incluir tres cámaras (una delante, dos detrás) o hasta cuatro (dos por cada lado).

Las selfies a dos cámaras

A un lado del ring, tenemos el Samsung Galaxy A8, un teléfono con una pantalla de las que casi no tienen bordes, resistencia al agua, bastante potencia, un precio que no se va mucho (500 euros) y tres cámaras: dos en el frontal y otra detrás. Ya hemos hablado de él en relativa profundidad.

En la otra esquina del cuadrilátero, el recién anunciado Honor 9 Lite, con pantalla apenas rodeada por bordes, una potencia normalita, Andriod 8 (ya era hora), un precio imbatible (229 euros) y cuatro cámaras: dos delante para selfies, dos detrás para el resto de fotografías.

¿Quién ganaría en un combate? Seguramente, ninguno, porque sería como poner a pelear a un peso medio con un peso pluma: nunca habría pelea. Pero su común denominador está ahí, las dos cámaras en el frontal.

La razón por la que estos móviles han hecho esta apuesta tan sobrada (sobre el papel, al menos) es evidente. Cada vez más gente se hace selfies y los móviles con mejor tecnología en este apartado empiezan a destacar más, sea porque hacen efecto de profundidad por software (el iPhone y el Pixel 2 XL), porque sus cámaras tienen mucha resolución (Huawei lo ha venido haciendo en sus móviles) o porque, como es el caso, han introducido otra lente secundaria.

Así, una cámara de 13 megapíxeles (apetura de f/2.0) del Honor 9 Lite captura la fotografía de turno y, la otra, de 2 megapíxeles, examina la profundidad de campo para capturarla lo mejor posible. El resultado, un efecto bokeh más espectacular y que se puede editar a posteriori tras hacer la foto, eliminándolo o enfocando mejor o incluso enfocando el fondo en lugar de la parte más adelantada en la imagen.

Con el Samsung Galaxy A8, tenemos unas cámaras algo más avanzadas. La principal tiene 16 megapíxeles y la secundaria, 8 megapíxeles, ambas con apertura a f/1.9. El efecto de desenfoque funciona como en el móvil de Honor: se captura con la cámara de menos resolución y es posible ajustarlo una vez hecha la foto.

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