España, Santa Cruz de Tenerife, (EFE).- Las dos zonas francas canarias, la de Gran Canaria y la de Tenerife, buscan su lugar en la economía global con dos estrategias complementarias: pasar de la tricontinentalidad entre Europa, África y América a la «cuatricontinentalidad», con la incorporación del mercado asiático, y consolidar el eje atlántico de zonas francas.
Los delegados de las zonas francas, Carlos Ester Sánchez, en Gran Canaria, y Gustavo González de Vega, en Tenerife, expusieron hoy la contribución de estos instrumentos a la internacionalización de la economía canaria en la Comisión de Asuntos Europeos del Parlamento de Canarias, y dejaron evidencia de la precariedad de sus presupuestos, de algo más de 200.000 euros.
Esta escasez ha impedido, por ejemplo, que la Zona Franca de Gran Canaria haya podido actualizar su página web en el último año.
En el caso de Tenerife, la escasa dotación hace que funcione sin ningún tipo de personal más allá de su delegado. «La zona franca soy yo», proclamó irónicamente González de Vega.
Las aportaciones del Gobierno de Canarias, sumadas a las de las respectivas autoridades portuarias, cabildos y ayuntamientos son las que han permitido al menos desde el año pasado contar con una certeza financiera para seguir consolidándose, según expusieron los delegados.
En España hay siete zonas francas; además de las dos de Canarias están las de Vigo, Barcelona, Cádiz, Sevilla y Santander.
Son áreas portuarias delimitadas en las que no se grava el tránsito de mercancías para las empresas que se instalan en ellas, que quedan exentas de aranceles de importación y exportación, así como del IVA, o del IGIC en el caso de Canarias.
Las dos zonas francas canarias tienen una ventaja añadida respecto al resto de zonas europeas, ya que son compatibles con la Zona Especial Canaria (ZEC), de modo que también pueden tributar las empresas al 4% en el Impuesto de Sociedades.
Esta ventaja fiscal añadida consigue prácticamente igualar las ventajas fiscales de las zonas francas canarias con las de América y África, lo que favorece el principal proyecto de la Zona Franca de Tenerife, que es la consolidación de una red de zonas francas en el Atlántico que permita recuperar el tráfico de mercancías histórico de la región, según expuso Gustavo González.
La Zona Franca de Tenerife es la más joven de España, ya que empezó a funcionar en 2012 y cuenta con ocho empresas autorizadas para instalarse dedicadas a la reparación naval, agroalimentación, química y logística.
Cuenta con perímetro vallado de 50.000 metros cuadrados en la Dársena de Los Llanos y con otro de 200.000 metros en la Dársena Pesquera, así como 600.000 metros autorizados en el Puerto de Granadilla.
El delegado de la Zona Franca de Tenerife indicó que la falta de personal de apoyo ha tenido un aspecto positivo, puesto que al no tener gastos de nóminas se ha podido acometer la estrategia de convertir a Canarias en un «puente fiscal y tributario» para inversores mediante la consolidación de una red atlántica de 500 zonas francas en 22 países y 10.000 empresas, un proyecto liderado desde la isla.
Esa red posicionará a las dos zonas francas canarias como eje tricontinental del corredor del Atlántico sur, en una estrategia en la que colaboran todos los actores institucionales y empresariales de las islas, explicó González de Vega.