NUEVA YORK (Reuters Health) – Tres de cada 10 niños con epilepsia no responden al tratamiento farmacológico, de acuerdo con un nuevo estudio.
En tanto, los niños con una causa identificada de la enfermedad (un tercio de la cohorte estudiada) eran más propensos a padecer epilepsia refractaria, según publica en Pediatrics el equipo de la doctora Kari Modalsli Aaberg, del Centro Nacional de Epilepsia del Hospital de la Universidad de Oslo, en Noruega.
“La diferencia es bastante grande, de modo que identificar la etiología actualmente es importante desde la perspectiva terapéutica para poder elegir el tratamiento adecuado, pero también lo es para los médicos que aconsejarán a los pacientes sobre el pronóstico de las convulsiones”, indicó Aaberg.
“Eso es algo que los padres de niños pequeños con epilepsia están preguntando: qué posibilidades tendrán sus hijos de controlar las crisis”, añadió.
En el 61-71 por ciento de los niños con epilepsia, la enfermedad entra en remisión con antiepilépticos, pero el 7-20 por ciento padece una forma de enfermedad resistente, según publican los autores.
El equipo recuerda que estudios previos habían usado definiciones contradictorias de resistencia y poblaciones no contemporáneas.
Para su estudio, los autores aplicaron la definición estándar de resistencia al tratamiento (falla de por lo menos dos fármacos, como monoterapia o combinados), para analizar los datos del Estudio Noruego de Cohorte de la Madre y el Niño sobre 600 niños con epilepsia, de entre 3 y 13 años, monitorizados durante por lo menos un año desde el diagnóstico.
El 30 por ciento era resistente al tratamiento, el 59 por ciento no había tenido convulsiones durante un año o más y el 12 por ciento había tenido resultados intermedios.
Un tercio de los niños tenía una causa definida de la enfermedad. Ese grupo tenía un 48 por ciento de riesgo de desarrollar resistencia al tratamiento, comparado con el 21 por ciento en el grupo sin causa determinada.
“Nuestro estudio se hizo en un país de altos ingresos con cobertura universal de salud y donde todos (los niños con epilepsia) tienen acceso a los procedimientos diagnósticos modernos y los tratamientos antiepilépticos”.
“Desde una perspectiva global, esos niños crecieron en circunstancias óptimas”, escribe el equipo. “Fue desalentador hallar que tres de cada 10 no podía controlar las convulsiones a pesar del diagnóstico y el tratamiento adecuados”, concluyen los expertos.




