Con la puesta en órbita del último satélite del sistema Beidou-3, China dio el paso final para conseguir cobertura global de su propio sistema de navegación, el BDS.
El país asiático busca independencia del Sistema de Posicionamiento Global, conocido por sus siglas en inglés GPS, creado y manejado por el gobierno de Estados Unidos y usado en casi todo el mundo.
La nueva apuesta china busca superarlo pues, con 35 satélites y una inversión de US$10.000 millones, el BDS promete una mejor y más precisa cobertura de navegación global que el GPS.
La independencia del GPS es algo que Rusia también logró con su sistema GLONASS. En la Unión Europea también tienen uno propio, el Galileo.
Expertos consideran que el BDS aún debe ser probado: «Desarrollar y operar un sistema global de navegación por satélite es muy difícil», dice a la BBC Brian Weeden, director de la Secure World Foundation, un think-thank con sede en Washington DC.
El lanzamiento Beidou-3, el último del esquema, se había programado para la semana pasada, pero se retrasó después de que se encontraron problemas técnicos con el cohete Larga Marcha 3B.
Este martes fue puesto en órbita desde el Centro de Lanzamientos Satelitales Xichang, un valle rodeado de montañas en el suroeste de China.
«El satélite ha entrado en órbita y desplegado sus paneles solares. No hay ninguna anomalía, el lanzamiento ha sido un completo éxito», dijo el comandante Yin Xiangyuan en la televisión estatal.