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Las calles se convierten en la pista de entrenamiento de atletas colombianos

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En un parque a pocos metros de la pista donde se entrena en Bogotá cuando las condiciones son normales, la heptatlonista Evelis Aguilar, que sueña con disputar en Tokio sus segundos Juegos Olímpicos, adoptó desde hace menos de dos meses una nueva rutina.

EFE.-Vallas improvisadas hechas con tubos y bandas elásticas atadas a los postes de los parques son algunas de las imágenes que se ven hoy en las calles de Colombia, en las que atletas olímpicos se han visto obligados a entrenarse por las restricciones impuestas por la pandemia de la COVID-19.

En un parque a pocos metros de la pista donde se entrena en Bogotá cuando las condiciones son normales, la heptatlonista Evelis Aguilar, que sueña con disputar en Tokio sus segundos Juegos Olímpicos, adoptó desde hace menos de dos meses una nueva rutina.

Antes de salir el sol, Aguilar, de 27 años, está en la calle para comenzar su rutina y junto a su entrenador, Mauricio Hernández, instala unas improvisadas vallas fabricadas con tubos plásticos para practicar la primera de las siete pruebas de su disciplina en la que se funden la velocidad, el salto y los lanzamientos.

“La verdad es que en un principio tomé bien (el parón) porque yo venía saliendo de una lesión. Eso me ayudó muchísimo a recuperarme más y me dio más tiempo para hacer la marca para los Olímpicos”, dice a Efe Aguilar, que en la heptatlón de Río 2016 ocupó el decimoquinto lugar.

Sin embargo, la atleta, que ostenta el récord sudamericano de su disciplina con 6.285 puntos, aseguró que el entrenamiento durante el parón no fue color de rosa porque tuvo que adaptar un improvisado gimnasio en el garaje de su casa donde solo hacía “pesas y fortalecimiento”.

“Ya después, cuando pudimos salir a correr a la calle, fue un poquito más fácil trabajar algunas pruebas. Soy muy afortunada también porque no he tenido que quedarme quieta, he podido seguir trabajando”, asegura.

El entrenador Hernández explica a Efe que pidieron prestada a la Liga de Atletismo de Bogotá pesas, una bicicleta estática, balas (pesos) y una jabalinas “para ir trabajando la parte técnica”.

Como una de las modalidades de la práctica es el lanzamiento de peso, Aguilar y su entrenador se instalaron en un parque cercano a su casa, donde montaron un rudimentario escenario que en ocasiones tiene como invitados sorpresivos a perros y transeúntes que obligan a detener los entrenamientos por momentos.

“A veces es un poquito complejo (…) por el transcurrir de la calle, los carros, las personas. En el parque, cuando vamos, están los perros, las personas que cruzan”, dice, aunque confiesa que se han adaptado bien y están siempre pendientes “de que no ocurra un accidente”.

Aguilar se preparó así durante seis semanas antes de embarcar en un vuelo humanitario para llegar a Portugal, donde retomará la pista y seguirá su preparación de cara a Tokio 2020, pues debe terminar de ponerse a punto para buscar la marca que le permita disputar los Juegos.

“Esta parte ha sido chévere porque he podido fortalecerme y espero que pueda volver a clasificarme a unos Olímpicos, sería muy lindo porque es una experiencia bella y también quiero, si me clasifico, ir a hacer una buena presentación, mejor que la que hicimos en Río”, concluye.

La escena de Aguilar se repite en Medellín donde Bernardo Baloyes, quien el año pasado se aseguró un cupo para Tokio en los 200 metros planos, también se entrena en la calle.

“Para uno como atleta profesional y ya de experiencia, lo más difícil es cuando pasan los carros. Hay que tener mucho cuidado con eso y con las personas. Pero hay que hacerlo porque si uno se queda en casa los demás atletas profesionales se están preparando en casa o en una pista, y no hay que darles ventaja”, dice el corredor a Efe.

Si bien su disciplina no requiere de ningún elemento especial para el entrenamiento, el deportista sale a las calles de su barrio con una pesa y una banda elástica que amarra a la reja que cubre el jardín de su casa.

“Cuando los vecinos me veían pasando se asomaban a la ventana y eso me llenaba de motivación. Si ellos me ven así, es porque estoy haciendo las cosas bien. A veces venía con mi hermanito Luis y me ayudaba y acompañaba. El vecino del frente de mi edificio salía con la cámara y me tomaba fotos y videos, nos divertíamos mucho y eso me hacía echar para adelante con más ganas”, cuenta.

Baloyes agrega: “Es muy difícil entrenarse acá porque nosotros los deportistas tenemos que cuidar mucho las rodillas, nuestros músculos. Acá uno se aporrea mucho las rodillas y tiene que pisar siempre con cuidado un terreno como este, que es pavimento y muy duro, para no dañarse”.

Esa rutina casera la complementa con entrenamientos en los alrededores del estadio de fútbol Atanasio Girardot, a donde van decenas de atletas aficionados a entrenarse todos los días en el horario dispuesto por la Alcaldía para tal fin.

Baloyes también decidió que este año no competirá más y por eso no tomó el “Vuelo del Deporte Colombiano”, que partió a España el 19 de julio, pues “no veo ningún beneficio en viajar a Europa en este momento”.

“Yo estaba muy concentrado y quería competir con los grandes otra vez este año, pero todo se dañó”, manifiesta y agrega: “Cuando uno tiene un objetivo muy claro en la mente, que es ir por una medalla olímpica, ir por una medalla mundial, uno no debe desenfocarse. Todo lo que haga debe ser pensando en ese objetivo”.

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