Presume de ser el mayor productor de energía de todo Estados Unidos y uno de los más grandes del mundo, pero esta semana millones de sus habitantes se quedaron a oscuras.
El temporal de frío ártico que azota a Texas dejó sin agua y electricidad a muchos de sus residentes, que tuvieron que sobrevivir a las bajas temperaturas sin contar con las comodidades habituales, publicó BBC Mundo.
La corriente eléctrica se ha ido restableciendo poco a poco, pero las condiciones siguen siendo críticas en un estado poco acostumbrado a estas olas de frío.
La falta de costumbre no debería traducirse en falta de preparación, en especial en un estado que cuenta con tantas fuentes de energía, consideran los expertos.
¿Cómo se llegó a esta situación?
Capital energética del mundo
Texas es el centro neurálgico de la energía de Estados Unidos.
Según datos federales, este estado del sur del país genera casi el doble de energía que Florida, que es el siguiente.
Es el estado número uno tanto en crudo como en gas natural, según la Agencia de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).
Acumuló un impactante 41% de la producción petrolera de Estados Unidos en 2019 y un cuarto de su producción de gas natural.
La energía eólica también está al alza en Texas, que produjo cerca del 28% de toda la electricidad creada por este medio en 2019, según la EIA.
Pero el problema es que Texas no es solo una superpotencia energética, sino que tiende a tener temperaturas superiores a la media y eso se traduce en que su infraestructura no está preparada para los temporales de frío.
«Hemos tenido problemas para distribuir gas y electricidad por varias razones», le dice a BBC Mundo Michael Webber, profesor de Recursos Energéticos en la Universidad de Texas en Austin.
«La demanda de energía fue muy alta por el frío y ese mismo frío hizo que algunas plantas fallaran: se apagaron y dejaron de funcionar. También dificultó el suministro de gas natural», explica.
«La combinación de escasez de gas natural y de electricidad crea una crisis con apagones intermitentes como la que hemos visto».
Las plantas de gas natural y carbón necesitan agua para seguir operativas, pero las instalaciones de agua se congelaron y otras perdieron el acceso a la electricidad que requieren para estar operativas.
«La capacidad de algunas compañías que generan electricidad se ha congelado. Esto incluye los generadores de gas natural y carbón», escribió el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, en Twitter.
Combinados, el gas natural y el carbón suponen más de la mitad de la energía que usó el estado en 2020.
Peculiaridades del sistema
El sistema energético de Texas cuenta con algunas características particulares que pudieron influir en la crisis vivida esta semana.
A diferencia de otros estados, Texas tomó la decisión consciente de aislar su red eléctrica del resto del país.
Esto significa que cuando todo va bien, Texas no puede exportar energía sobrante a los estados vecinos. Pero en situaciones de necesidad tampoco la puede importar, por lo que fue imposible que la energía se redirigiera desde otros lugares cuando el sistema del estado falló.
Para el profesor Webber, la razón por la que se decidió adoptar este sistema es simple y clara: «Evitar la supervisión federal y la atención regulatoria de Washington DC».
«Una red independiente tiene varios beneficios, facilita la forma de recoger la energía renovable y mejora el funcionamiento del tendido eléctrico», indica.
«Pero sin duda tiene sus inconvenientes, siendo el principal que impide tener apoyo de otros estados o países cuando llegan las dificultades», añade.
Por otro lado, desde el año 2002 el mercado energético de Texas está parcialmente desregulado, algo que también ocurre en otros estados, pero no de una forma tan extendida.
Por ejemplo, como escribe el economista Paul Krugman en The New York Times, Texas no dio incentivos a las compañías eléctricas para que instalaran sistemas de reservas para lidiar con posibles emergencias.
Esto hizo que la electricidad fuera más barata en circunstancias normales, pero dejó al sistema en situación de vulnerabilidad cuando llegaron los problemas.
Según un informe de 2014 de la Coalición de Texas para una Electricidad Asequible (TCAP, por sus siglas en inglés), «la desregulación les costó a los texanos unos US$22.000 millones entre 2002 y 2012. Y los residentes del mercado desregulado pagan precios considerablemente más altos que aquellos que viven en partes del estado todavía bajo regulación».
TCAP halló que un consumidor medio en una de las zonas que no se desreguló, como Austin o San Antonio, pagó US$228 menos en 2012 que los consumidores en áreas desreguladas.
Sin embargo, el informe concluyó que volver a regular el mercado desregulado no resolvería el problema y TCAP sugirió a cambio una serie de reformas diseñadas para aumentar la eficiencia del mercado.
Las lecciones del pasado
Si bien las escenas de nieve y hielo que hemos visto estos días en Texas son inusuales, no faltan antecedentes.
En 2011, hace una década, otro poderoso temporal de frío que dejó a millones de texanos sin electricidad, lo que hizo que el estado se planteara posibles soluciones para evitar que una situación similar se repitiera.
En un informe de 357 páginas, la Comisión Regulatoria Federal de la Energía urgió al estado a aclimatar sus plantas eléctricas para el invierno, con aislamiento térmico, cañerías de calor y otras medidas
Sin embargo, el informe parece haber sido ignorado porque muchos de los principales generadores no fueron aclimatados, especialmente en el sistema de gas natural.
«Aparentemente no aprendimos las lecciones correctas o no implementamos las soluciones basadas en esas lecciones, por lo que ahora tenemos una repetición de la misma situación», lamenta el profesor Webber.
Cruce de acusaciones
En este contexto, no han faltado las voces que han señalado a las energías renovables e incluso al Green New Deal, que todavía es solo una propuesta de la congresista Alexandria Ocasio-Cortez y otros legisladores de izquierda`s, como responsables de la crisis.
«Es ridículo responsabilizar al Green New Deal, primero porque no existe todavía. Pero también porque Texas tiene un sistema energético independiente por lo que legisladores de otros estados o Washington DC no toman decisiones por Texas cuando se trata de la electricidad», reacciona Michael Webber.
«También es ridículo responsabilizar a las energías renovables porque en Texas tenemos una red dominada por el gas natural y el carbón, que suponen el 70% de la electricidad. La energía nuclear es el 10% y las energías eólica y solar el 20%. Cuatro quintos proceden de fuentes convencionales, por lo que es ridículo culpar a esas otras opciones», resalta.
Quienes buscan responsabilidades también miran hacia el Consejo de Confiabilidad Eléctrica de Texas (Ercot, por sus siglas en inglés), un organismo sin ánimo de lucro que controla la mayor parte de la red eléctrica del estado.
El gobernador Abbott dijo que la reforma de Ercot es una prioridad de emergencia que la asamblea legislativa del estado debe asumir y anunció que habrá una investigación sobre los apagones para determinar las soluciones a largo plazo.
Hacia el futuro
Para que Texas pueda confiar en su gran potencial energético sin tener que encomendarse a la buena suerte para hacer frente a los temporales de frío, los expertos coinciden en que tiene que aclimatar todas sus instalaciones.
Para Michael Webber, hay muchas cosas que se pueden hacer para evitar escenas como las actuales.
«Podemos aclimatar las plantas de electricidad y el sistema de gas para que funcionen con el frío. Podemos invertir en sistemas más eficientes en nuestras casas para que no necesiten tanta energía para calentarse.
«Podemos considerar otras tecnologías como el almacenamiento de energía o microrredes para que la red general sea más resistente.
«Podemos interconectarnos con otras redes. Podemos diversificar nuestro sistema para que no esté tan dominado por el gas», concluye.