EFE, SANTA CRUZ.- Un grupo de bomberos de la ciudad boliviana de Santa Cruz junto a chefs y estudiantes construyeron una paila gigante de diez metros por tres y un peso de 4.000 kilos en la que prepararon cerca de 3.000 kilos de comida para “dar solidaridad” por todo Bolivia.
La “gran paila solidaria” fue inaugurada este domingo en la ciudad de Santa Cruz para costear un carro bomba forestal, gracias a la comercialización de 5.000 platos que se vendieron cada uno por 20 bolivianos (unos 2,90 dólares).
En el evento participaron unas 150 personas entre los Bomberos Forestales de Quebacho, chefs de Bolivia y Argentina, estudiantes de humanidades y otras organizaciones de tipo humanitario y social, que prevén extender esta actividad a otras partes el país para dar solidaridad a todos los bolivianos que la necesiten.
El comandante de los Bomberos Forestales de Quebracho, Diego Suárez, explicó a Efe que “la paila está para el que lo necesite (…) enfermos de cáncer, los niños, la paila puede viajar, se le monta en un camión y puede viajar” por todo el país, “es una paila que está hecha para dar solidaridad”.
En la paila gigante se cocinaron 3.000 kilos de guiso de pollo, con varios tipos de verduras, chorizos y carne de cerdo, plato que fue bien recibido entre las cientos de personas que se acercaron a la plaza donde se instaló la “pailanga solidaria”.
En un ambiente festivo y un día caluroso, en medio de la pandemia y que tiene en el departamento de Santa Cruz el foco del coronavirus con el mayor número de casos en el país, los bomberos voluntarios, los chefs, los activistas ambientales y demás personas lograron el objetivo de recaudar el dinero para el carro bomba forestal.
Suárez destacó que con la adquisición de ese camión podrán seguir cumpliendo su misión de protección al medioambiente, tener una mejor respuesta para prevenir y enfrentar situaciones como los incendios, que en otros momentos por falta de equipo adecuado han sido complejas.
Como anécdota contó que incluso vendió su moto para una de las cuotas del camión, que como voluntarios hacen “un juramento con un propósito que es bueno” y es aportar al medioambiente y a las personas.