Montevideo,EFE.- El sueño del profesionalismo para las baloncestistas uruguayas cada vez parece más lejano, ya que deben luchar contra una desigualdad que las hace jugar -con la excusa de una pandemia y en condiciones casi humillantes- sus fases eliminatorias en canchas abiertas, sin medidas reglamentarias ni suelo adecuado.
Mientras los hombres definieron recientemente su torneo en el majestuoso Antel Arena, un pabellón digno de la NBA hasta el punto de que la liga estadounidense organiza una vez por año (al menos hasta 2019) un torneo exhibición en él-, las mujeres se han visto obligadas a jugar en circunstancias indignas.
‘Estamos jugando en una cancha sin medidas reglamentarias, cancha abierta, que tenemos que andar midiendo el viento. Sabemos que es un retroceso enorme para los pasos que veníamos dando y queremos manifestar que no estamos de acuerdo de jugarlo, no estamos de acuerdo de que parezca que está todo bien cuando no lo está y luchar por lo que nos merecemos’, sentencia a Efe Pierina Rossi, jugadora del Bohemios..
Recién para las finales de las copas Oro, Plata y Bronce, la Federación Uruguaya consiguió que las mujeres fueran habilitadas a utilizar el complejo deportivo de la selección uruguaya y, así, tener por fin mejores condiciones de juego.
Pese a todas sus dificultades, el desarrollo del baloncesto femenino es tangible, las jugadoras y clubes consiguen -con muy pocos recursos pero mucho esfuerzo- sacar joyas que han demostrado dar la talla en diferentes partes del mundo.
Las jóvenes Camila Kirschenbaum, con una etapa en España, Florencia Niski con presente en el mismo país o Josefina Zeballos en Argentina son solo algunos ejemplos de ello.
El amor puro y sincero por el baloncesto, las ganas de jugar, junto a la necesidad de no rendirse ante quienes pareciera que quieren ver caer esta disciplina, hace que las mujeres, pese a todo, aún sigan firmes dejando en cada bote del balón naranja el sueño de igualdad deportiva.
Sin embargo, la covid-19 llegó para profundizar aún más la grieta que separa el baloncesto de hombres y mujeres en el que uno es profesional y maneja algunos sueldos de miles de dólares mientras el otro aún es amateur y ellas deben estudiar y trabajar al tiempo que juegan.