Desde hace varias semanas, en medio de la violenta guerra entre pandillas que limitó el acceso a la entrada sur de la capital, la distribución de combustible prácticamente se paralizó en Puerto Príncipe y sus alrededores, lo que multiplicó los precios de la transportación y comienza a afectar el costo de la canasta básica.
Estas últimas se defendieron criticando el auge de la inseguridad, los enfrentamientos entre bandas armadas y el bloqueo de las rutas nacionales que llevan a las terminales petroleras.
Mientras tanto, en las calles la imagen de las estaciones de combustible cerradas contrasta con un nutrido grupo de vendedores ambulantes de gasolina, con precios que triplican el oficial, al tiempo que los surtidores aún abastecidos exhiben aglomeraciones.
En esta semana comenzó una tímida distribución en las bombas de gas, mientras ceden los enfrentamientos entre las pandillas de Martissant, que empujaron a más de 10 mil personas a abandonar sus hogares.