Dice, a su vez, impide el uso de tecnologías y servicios de Internet en Cuba, como Zoom, Nvidia, Oracle, Dell y Adobe, diseñados para dificultar que el gobierno cubano y su pueblo interactúen en igualdad de condiciones dentro del mundo moderno. .
Pero persiste la percepción errónea de que es la parte cubana la que restringe arbitrariamente Internet, dice el informe.
En su análisis del comportamiento de los medios, especialmente luego de los disturbios del 11 de julio en el país caribeño, el periodista dice que se escapó una evaluación seria del impacto destructivo de esta política de asfixia.
También aclaró que algunos piensan que aunque Estados Unidos creó una excepción a su embargo comercial (bloqueo) al país caribeño en 2000 para permitir la venta de alimentos y medicinas, en un editorial del 7 de agosto del diario The New York Times, están detalles faltantes intencionalmente.
No se habló sobre los considerables obstáculos que enfrentan las empresas estadounidenses para hacer negocios con Cuba, como la prohibición del apoyo del gobierno estadounidense y el financiamiento privado para tales exportaciones.
Tampoco permiten el acceso a las garantías crediticias del gobierno de Estados Unidos y los programas de promoción de exportaciones del USDA (Departamento de Agricultura), señaló.
“El resultado es que se compra poco y la excepción no mejora el impacto económico perjudicial del embargo. Y, por supuesto, no se permiten exportaciones cubanas a Estados Unidos ‘, agregó el informe.
Considera que esta información habría proporcionado una mejor interpretación, «pero el sesgo de los medios se revela tanto o más por lo que deciden no publicar».
Recordó que Washington dejó claro su objetivo cuando en abril de 1960, en un memorando secreto del subsecretario de Estado Lester Mallory, el funcionario recomendó negar ‘dinero y suministros a Cuba’ para ‘provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno’.
«El presidente Dwight Eisenhower lo aprobó, diciendo que si el pueblo cubano tenía hambre, expulsaría a los revolucionarios», enfatizó, y «esa mentalidad sigue plenamente arraigada en la actual estrategia de cambio de régimen de Estados Unidos».