Aunque la Casa Blanca asegura que sus esfuerzos se centran en garantizar un sistema de inmigración “justo, ordenado y humano”, lo cierto es que todavía hay pocas opciones para los indocumentados que llegan a la frontera sur en busca de asilo.
Prensa Latina .-El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, encara el desafío de enfrentar la migración y los problemas políticos que la acompañan en medio de la dicotomía de lograr un equilibrio entre seguridad nacional y compasión.
Aunque la Casa Blanca asegura que sus esfuerzos se centran en garantizar un sistema de inmigración “justo, ordenado y humano”, lo cierto es que todavía hay pocas opciones para los indocumentados que llegan a la frontera sur en busca de asilo.
A inicios del verano, la vicepresidenta Kamala Harris visitó Guatemala para analizar las causas y posibles soluciones de la crisis fronteriza. Desde allí, lanzó una advertencia severa y clara a los migrantes: “No vengan”.
Dos meses más tarde los indocumentados se amontonan a las puertas de Texas y otros estados que colindan con México, muchas veces después de semanas de travesías por la selva centroamericana y de lucha por la supervivencia.
Solo en julio el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) reportó que 210 mil individuos llegaron a la frontera, muchos de los cuales fueron expulsados bajo el Título 42 de la era de Donald Trump (2017-enero, 2021).














