(El Comercio).-Desde hace cientos de años, cada 14 de febrero, se celebra la fiesta de San Valentín. Un día que se dedica al amor de pareja y la amistad.
El origen de esta celebración es bastante lejano—lejos de únicamente haber sido creada con fines comerciales— se remonta a la Roma del siglo III, época en la que vivió este santo.
Durante el gobierno del emperador Claudio II, del 268 al 270 d.C., hubo persecución de los cristianos. Según la tradición, se dice que San Valentín ponía en riesgo su vida para unir a las parejas en matrimonio, siguiendo el rito cristiano.
Los historiadores de la época registran que Claudio II el Gótico consideraba que los hombres solteros eran mucho más útiles en la guerra. Por ello, el emperador romano determinó que los soldados jóvenes no debían tener familia o cultivar vínculos sentimentales, así evitarían las ataduras en el combate.
Mientras que el emperador prohibió los matrimonios a los soldados jóvenes, se dice que San Valentín accedió a casarlos en secreto con sus parejas. Estas ceremonias terminaron por ser conocidas por Claudio II. Lo mandó a decapitar el 14 de febrero del año 270, alegando desobediencia y rebeldía, ya que también se negó a renunciar a su fe.
Por esta razón, se recuerda su legado todos los 14 de febrero. La fecha fue oficializada por el papa Gelacio I en el año 494. Así llegó al calendario litúrgico tradicional y permaneció por 15 siglos entre las celebraciones de la Iglesia católica, hasta 1969 cuando Pablo IV la retiró tras el Concilio Vaticano II.
