El propio mandatario lo reconoció la víspera al imponer la sanción a Moscú por su operación militar en Ucrania y afirmó que si bien la medida perjudicaría al gobierno ruso, también tendría un costo en Estados Unidos.
Por eso trató de evitar ser culpado de las consecuencias y le llamó “el aumento de precios de Putin”, en referencia al mandatario ruso, y luego en declaraciones a la prensa durante una visita a Texas expresó “Rusia es responsable”.
El valor de la gasolina se disparó este martes a 4,17 dólares el galón y esa subida, junto con la de otros bienes, posiblemente suponga un obstáculo para los demócratas de cara a las elecciones legislativas de mitad de periodo previstas para noviembre de este año.
Los republicanos, que presionaron para prohibir la compra de petróleo ruso, culparon al jefe de la Casa Blanca por ayudar al incremento de los precios y contribuir a la volatilidad del mercado.
En medio de todo ese escenario se encuentran los estadounidenses, que según la agencia Associated Press, están divididos entre sancionar a Moscú y exprimir sus bolsillos en las bombas de combustible.
Por otro lado, la administración de Biden se acercó a Venezuela para dialogar sobre seguridad energética, lo cual generó aún más críticas de sus adversarios republicanos.
En aras de contribuir a la estabilidad del mercado petrolero, Washington intentó acercarse a los líderes de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, pero ambos rechazaron las llamadas de Biden, informó The Wall Street Journal.
Las medidas punitivas de Washington contra el sector energético de Rusia buscan presuntamente «asestar otro duro golpe» contra el presidente Vladimir Putin, según Biden, pero podrían tener un efecto boomerang sobre el ocupante del Despacho Oval, como advierten analistas.