(EFE).- El Gobierno chileno explicó este lunes ante los inversores estadounidenses sus últimas medidas de intervención en el mercado cambiario y los planes de reforma tributaria del mandatario Gabriel Boric, con el mensaje de que sigue siendo «una economía abierta».
El evento «Chile Day» organizado por InBest y que se había planteado como una ocasión para «posicionar a Chile como exportador líder de servicios financieros en Latinoamérica» fue más bien una exposición de la necesidad de estas políticas económicas de un gobierno que a priori puede ser visto como menos amistoso con el capital por su ideología izquierdista.
Intervinieron la gobernadora de Banco Central chileno, Rosanna Costa, y el ministro de Finanzas Mario Marcel, que explicaron las políticas expansivas que Chile tuvo que aplicar para salir de la crisis de la pandemia y cómo ahora ha tenido que aplicar ajustes ante una altísima inflación acumulada (12,5 % en los 12 pasados meses) y un dólar en máximos históricos que llegó a superar la barrera de los 1.000 pesos.
Costa enfatizó que el país, aunque haya sufrido un shock sin precedentes en los últimos años, goza de «un sólido marco institucional» que le va a permitir enfrentarse a la alta deuda pública y, más prioritario todavía por ser ahora «la principal preocupación», aspirar a rebajar la inflación hasta un 3 % en el plazo de dos años, enfatizó.
Por su parte, Marcel -economista bien visto en el mundo empresarial- reconoció que su país se enfrenta a una acumulación inédita de problemas: alto precio de las materias primas, consumo privado en alza, un dólar carísimo en términos históricos y cuellos de botella en los suministros, lo que ha obligado a su Gobierno a políticas monetarias restrictivas.
Dio por hecho que la recesión llegará este año, pero se mostró esperanzado que a principios de 2023 se produzca la recuperación, gracias a la «intervención exitosa» del pasado jueves en el mercado cambiario que en pocos días permitió bajar por debajo de la barrera sicológica de 1.000 pesos por dólar.
Por otro lado, Marcel dedicó la última parte de su intervención a defender la reforma fiscal que planea el Gobierno para revertir una distribución fiscal «vista actualmente como injusta» y corregir además el hecho de que la carga impositiva está ahora muy por debajo de la que se registra en otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
