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Renuncian los representantes de Perú ante la ONU y OEA

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Los embajadores Manuel Rodríguez Cuadros y Harold Forsyth informaron que renunciaron a sus cargos como representantes de Perú ante la ONU y la OEA, respectivamente, aunque no detallaron los motivos de su dimisión.
(EFE), Perú.-Los embajadores Manuel Rodríguez Cuadros y Harold Forsyth informaron que renunciaron a sus cargos como representantes de Perú ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), respectivamente, aunque no detallaron los motivos de su dimisión.

«Confirmo que el pasado 7 de agosto procedí a renunciar al cargo de representante permanente del Perú ante las Naciones Unidas», escribió Rodríguez en su cuenta de Twitter.

En la misma red, Forsyth ratificó que el domingo pasado comunicó al presidente Pedro Castillo su decisión de renunciar al cargo de representante permanente de Perú ante la OEA, que ocupaba desde agosto del año pasado.

Ambas renuncias se formalizaron apenas dos días después que Castillo realizara nuevos cambios en los titulares de seis ministerios, entre ellos el de Relaciones Exteriores, en el que Miguel Ángel Rodríguez Mackay reemplazó a excanciller César Landa.

Rodríguez, quien era representante de Perú ante la ONU desde septiembre de 2021, se pronunció la semana pasada a favor de la ratificación del tratado de Escazú, que fue archivado en julio por la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso.

«Ya suman 29 los defensores de derechos ambientales asesinados en la Amazonía. Este hecho socava los valores de toda sociedad democrática. La protección de los defensores es prioridad de la diplomacia del Perú en Naciones Unidas. Es indispensable ratificar el Acuerdo de Escazú», escribió el diplomático en su cuenta de Twitter.

El embajador, quien fue ministro de Relaciones Exteriores en el Gobierno del expresidente Alejandro Toledo (2001-2006), también criticó hace poco la decisión del Gobierno peruano de incrementar el número de visitantes al Machu Picchu, lo que, a su juicio, «viola las normas internacionales» que obligan al país a «preservarlo y no destruirlo».

«La ampliación a 5.000 por día el número de turistas que visitan Machu Picchu (…) abre el camino para que la Unesco lo declare patrimonio mundial en peligro. Hay que salvar el santuario», sentenció.

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