La víspera, el Senado de esta nación votó una vez más el proyecto con el apoyo de 23 senadores y tres en contra, para de esa forma pasarlo a la Cámara Baja y someterlo a esa instancia en cuanto comience la nueva legislatura el próximo 27 de febrero.
Sin embargo, el camino que le resta al Código no es muy fácil, aunque para algunos el final está cerca.
No por gusto esa norma jurídica lleva 20 años tratando de imponerse sin éxitos, y en ayer mientras que los legisladores disputaban votos, fuera del hemiciclo grupos feministas y otros sectores reclamaban la incorporación de las tres causales para permitir el aborto, principal punto de fricción.
Sin dudas, la solicitud de permitir a las féminas abortar cuando la vida de la mujer esté peligro: cuando el embarazo sea causado por violación o incesto, y si el feto tiene malformaciones que lo hacen incompatible con la vida, es la exigencia principal la cual divide a esta sociedad.
Mientras los mencionados grupos exigen su presencia en el Código, las iglesias y varias organizaciones y sectores de la sociedad civil lo rechazan de plano.
Ahora la batalla se trasladará a los Diputados y entra en una etapa que pudiera augurar su aprobación, pero por supuesto, el camino llega hasta el Poder Ejecutivo, ya veremos.
El nuevo Código regula con altas penas nuevos tipos penales de importancia como el genocidio, el feminicidio, el sicariato y los daños con sustancias químicas, e incluyó penas las cuales van desde los 30 a los 40 años de privación de libertad, y establece que los conjuntos de penas no excederán los 60 años de prisión.
También castiga el hostigamiento o bulling con medidas socioeducativas, prisión menor y multas, dejando para los adultos la prisión mayor y condena la violencia de género con penas superiores a las actuales por provocar daño físico, sexual o psicológico a una persona a través de la fuerza física o la violencia económica, patrimonial, psicológica o verbal.
Todo lo expuesto es loable, pero el debate de la pieza que lleva más de 100 años de vida continúa tiendo como centro lo referido al aborto y seguramente viviremos aún encendidos debates dentro y fuera del Congreso.