BBC MUNDO.- Cuando me topé con mi primer «filtro de belleza» -tecnología diseñada para «mejorar» tu aspecto, ahora popular en Instagram, Snapchat y TikTok-, una de mis primeras reacciones fue que igualaba el terreno de juego, y no necesariamente en el mal sentido.
Antes de la pandemia, solía maquillarme un poco antes de salir. Me hacía sentir más atractiva y la diferencia de trato de la gente cuando me ponía un poco de máscara de pestañas no hacía sino reforzar esa percepción.
Pero entonces llegó el confinamiento, el trabajo desde casa y tener un bebé. Encontrar el tiempo y la motivación para pintarme los labios parecía cosa del pasado.
Por eso, cuando vi por primera vez un filtro que hacía el trabajo por mí -o por mi presencia en internet, al menos- me quedé asombrada.
Y tuve que preguntarme: ¿realmente hay tanta diferencia entre pasar 15 minutos maquillándome por la mañana o poner un filtro a mi imagen en internet? ¿O se trataba de una forma ingeniosa de ahorrar tiempo?