Mientras las autoridades rusas están “distraídas” por la invasión a Ucrania, los grandes carteles de la droga latinoamericana aprovechan la situación para abrir nuevas rutas y mercados. El puerto ruso de San Petersburgo se está convirtiendo en la nueva entrada de la cocaína colombiana y peruana a los mercados europeos. De acuerdo con la organización especializada en el tema InSight Crime, estaría reemplazando a los tradicionales puertos de entrada de la droga de Amberes, en Bélgica y Róterdam, en los Países Bajos.
Esta semana, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso detuvo a dos colombianos y un tercer ciudadano de un país europeo (no lo quisieron especificar) cuando intentaban ocultar en Moscú un cargamento de casi 700 kilos de cocaína que había entrado por San Petersburgo en un carguero que transportaba soja desde Brasil. Otra versión indica que, en realidad, salió por el río Paraná y fue cargado con los granos en un puerto uruguayo. Esta incautación siguió a otra realizada a finales de marzo, cuando la policía de San Petersburgo descubrió 200 kilos de cocaína ocultos en un camión que transportaba fruta recientemente llegada desde Colombia. Un año antes, se habían descubierto 400 kilos de la misma droga oculta en un cargamento de bananas procedentes de Ecuador. Según la policía rusa, la mayoría de los contenedores detectados con drogas latinoamericanas proceden del puerto ecuatoriano de Guayaquil.