Madrid, 19 Sep (EUROPA PRESS) -.
El Teatro Real ha vuelto a recibir a los Reyes en la primera función de la temporada con un lleno absoluto.
Por un lado, por quinto año consecutivo, los Reyes asistieron a la ceremonia de inauguración en el Coliseum, donde fueron aclamados por decenas de espectadores que esperaban en la entrada principal.
Otra fue el estreno de Cielo, diseñado por Jaume Plensa para la cúpula del edificio bicentenario. Los afortunados pudieron disfrutar de tres minutos de los 20 que duró la representación.
El director de escena, Paco Azorín, lo había anticipado durante varios días. Los protagonistas de la historia, que tiende a centrarse sólo en la locura de la madre, son también los niños. Teniendo en cuenta la edad de los niños, que refleja el mito, Azorín trató de darles presencia y protagonismo escénico, a diferencia de producciones anteriores.
Así, desde el principio de la ópera, decidió dar esta importancia a los hijos de Jasón y Medea* -muy aplaudidos por los jóvenes Valeria Grandio e Ismael Palacios-, los «pensadores» -niños de 10 y 12 años a punto de entrar en la adolescencia, o ya entrado.
Mediante un sueño profético, se informa al público de que los niños serán asesinados por sus madres sin ni siquiera un momento para recuperar el aliento. Como en una película muda clásica, Azorin presenta al «creador» de esta idea en los créditos introductorios en blanco y negro.
«La edad mítica no es sólo un tiempo del pasado, sino también un tiempo del presente y del futuro» es el título elegido para abrir la tragedia.
La escenografía elegida no deja lugar a la ambigüedad. El mito de Medea está ambientado en el Tártaro, el infierno de los infiernos, que se transforma en el escenario del Real en un espacio parecido a un pozo y una mina. También hay una gran escalera que conecta ese mundo con el real, con el palacio de Creonte en el centro.
Medea es una vuelta a los orígenes de la partitura de Cherubini. La versión de Alan Curtis de la Medea inédita fue enteramente cantada, como deseaba el compositor italiano, con la música reducida a las partes habladas originales y convertida en un recitativo acompañado, imitando el estilo del compositor.
El papel de Medea fue interpretado alternativamente por tres sopranos (Maria Agresta, Scioa Hernández y Maria Pia Piscitelli), cada una representando un personaje diferente. La ovación de pie para Agresta señaló el comienzo de un papel que ella misma reconoció que necesitaba para convertirse en una «acróbata vocal».
Lógicamente, la producción no olvida el acto central que simboliza la tragedia: el asesinato de los niños a manos de su madre. Sin embargo, desde el principio se pretende tachar a la madre de «demente» y «alejar de ella la visión heteropatriarcal».
Un enfoque que se recupera es, por ejemplo, el de Jasón como extranjero en su ciudad natal, Corinto, y que por ello «asusta» a sus compatriotas argonautas con poderes nigrománticos. En palabras de Saoia Hernández, las propias sopranos hacen todo lo posible por «hacer que este semidiós parezca lo más humano posible», y la producción lo consigue. Este gesto extremo de esta mujer no puede justificarse.