El Centro de Divulgación Ambiental de Galicia (Ceida), en el Castillo de Santa Cruz, acoge hoy una nueva edición del Diálogo Humboldt. Entre los ponentes estará Ulrike Leitner, historiadora de la ciencia e investigadora del Centro de Investigación Humboldt de la Academia de Ciencias de Berlín-Brandeburgo, que hablará de Humboldt como científico, viajero y ciudadano particular a través de sus diarios, cartas y libros.
¿Qué importancia tienen los escritos personales de Humboldt para comprender mejor su obra?
Sus diarios y manuscritos en los archivos de Berlín y Cracovia son muy importantes porque fueron escritos antes que sus libros.
¿Humboldt plasmó todas sus ideas en estos escritos?
Hay una diferencia entre diarios, manuscritos y cartas. Algunas de estas últimas son clericales y no pudo haber escrito todo lo que pensaba. Pero en las cartas que enviaba a amigos y familiares podía hablar críticamente de política, por ejemplo. En los periódicos, podía hablar libremente porque eran sólo para él.
¿Era peligroso poner por escrito sus ideas políticas en aquella época?
Sí, porque viajaba por América con un pasaporte de la corte española, de ahí la diferencia entre un diario y una carta.
En sus viajes encontró muchas cosas desconocidas para los europeos, ¿refleja su escritura el asombro ante sus descubrimientos?
En aquella época se estaba produciendo un cambio en la visión científica de la naturaleza. Muchos de los conocimientos descritos por Humboldt eran completamente nuevos, sobre todo en los campos de la botánica y la geografía. Esto se debía a que en aquella época se planteaban muchas preguntas sobre cuestiones como el origen de la Tierra.
¿Se comprendieron en Europa las nuevas ideas aportadas por Humboldt?
Otros científicos le entendieron, pero las ideas eran muy nuevas para el gran público. La vulcanología en particular era desconocida en Europa y muy impresionante.
¿Qué escribe en su diario sobre A Coruña, la ciudad a la que viajó?
Lo que me parece más importante es el momento de la despedida, cuando recordé que pasamos navegando por delante del castillo de San Antón, donde estuvo preso el marino Alessandro Malaspina. Nos quedamos mirando el castillo de San Antonio, donde estuvo preso el desdichado Malaspina. Quería ver algo mejor, algo más humano y reconciliador, ya que me iba de Europa».
¿No era sorprendente que España permitiera a extranjeros como él viajar libremente por la colonia?
Sí, en efecto, lo era. Pero él conocía a gente influyente que podía viajar por todo Estados Unidos, así que le dieron un pasaporte para viajar.
Humboldt es una gran figura científica en Alemania, pero desconocido para la mayoría de la gente en España.
Es conocido por los científicos alemanes, pero no por el resto de la población. Lo que me sorprendió mucho cuando estuve en América Latina fue que la gente sabía mucho más de Humboldt que en Alemania. Decían que para ellos era el segundo descubridor de América Latina.