Estados Unidos, la UE, Rusia y China se han ofrecido a ayudar a detener la espiral de violencia, pero por razones humanitarias y diplomáticas, los Estados de Oriente Próximo deben tomar la iniciativa en las negociaciones.
El conflicto en la región sigue intensificándose tras el brutal atentado terrorista perpetrado por Hamás el pasado fin de semana en territorio israelí.
La aviación israelí afirma haber lanzado 6.000 bombas sobre la Franja de Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo. Más de 1.500 personas han muerto hasta ahora en estos ataques aéreos.
Para liberar a los aproximadamente 100 rehenes de Hamás, Israel ha rodeado a unos 2,2 millones de habitantes de la Franja de Gaza.
En la frontera entre Israel y Líbano, el grupo Hezbolá ha disparado misiles contra territorio israelí en apoyo de Hamás. En otros lugares de Israel, colonos militantes matan a civiles palestinos.
La región debe tomar la iniciativa en las negociaciones.
En Oriente Medio se teme que la región se vea arrastrada a una guerra, escribe esta semana Sanam Vakil, del think tank Chatham House. Varios países se han ofrecido a facilitar el regreso de los rehenes a Israel, proporcionar corredores humanitarios a los palestinos y negociar un posible alto el fuego.
Estados Unidos, Rusia, China y la UE se han mostrado generosos en su apoyo, pero Vakil insistió en que los Estados de Oriente Próximo deben tomar la iniciativa en las negociaciones.
La posición de Jordania.
Jordania, vecino de Israel, tiene una larga historia como interlocutor regional: desde 1994, como parte del tratado de paz entre Israel y Jordania, la familia real jordana protege algunos de los lugares musulmanes y cristianos más sagrados de Jerusalén.
Sin embargo, Jordania no tiene mucho que ver con Hamás, según los analistas. El rey Abdullah II declaró esta semana que no puede haber paz sin una «solución de dos Estados», es decir, un Estado israelí y otro palestino.
Sin embargo, muchos expertos creen que una solución de dos Estados ha sido hasta ahora inviable.
Por el contrario, Jordania mantiene buenas relaciones con Estados Unidos y el Rey se reunió con el Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken.
Un Egipto reticente.
Egipto, el otro vecino directo de Israel, también se ha visto afectado por el conflicto. Esto se debe a que Egipto controla el único paso fronterizo no israelí por el que los habitantes de Gaza pueden abandonar el territorio bloqueado.
Esta semana, el líder autoritario egipcio Abdel Fattah el-Sisi subrayó la necesidad de que la ayuda humanitaria entre en Gaza, y el ministro egipcio de Asuntos Exteriores aseguró que la frontera de Rafah está abierta.
Por otro lado, el gobierno de El Cairo no quiere que los refugiados palestinos entren en Egipto a través de Rafah. Esta actitud está en consonancia con la postura histórica de Egipto de que palestinos e israelíes deben resolver sus propios problemas y que no se debe obligar a los palestinos a abandonar su tierra.
Sin embargo, esta actitud podría cambiar si la situación se deteriora y miles de gazatíes intentan cruzar la frontera hacia Egipto.
Qatar lidera las negociaciones para la liberación de los rehenes.
Qatar tiene quizá los vínculos más estrechos con Hamás: la organización, considerada terrorista por la UE y Estados Unidos, tiene oficinas en el pequeño Estado del Golfo, donde viven algunos de sus dirigentes.
El líder político Ismail Haniyeh vive entre Qatar y Turquía desde 2020 porque no puede viajar libremente a través de la frontera entre Gaza y Egipto.
Tras un ataque terrorista contra Israel, Reuters informó de que Qatar medió en un alto el fuego y liberó a los rehenes en poder de Hamás a cambio de 36 mujeres y niños palestinos de una prisión israelí. Las relaciones de Turquía con Hamás
Esta semana, Turquía se ofreció a mediar entre Hamás e Israel, miembro de la OTAN que defiende desde hace tiempo la causa palestina, ha reconocido oficinas de Hamás en su territorio y recientemente ha invitado a dirigentes palestinos a negociar en Estambul.
A diferencia de sus aliados militares europeos y estadounidenses, Turquía no clasifica a Hamás como organización terrorista.
Las relaciones entre Turquía e Israel se han normalizado desde 2022, pero esto no ha impedido al presidente Erdoğan condenar el bombardeo de represalia de Israel contra Gaza como «genocidio». También ha criticado a Washington por enviar buques de guerra a la región.