«Cuando te acuestas con cáncer, te cuidan. Tenemos un enemigo silencioso. Las termitas. El cáncer destruye fibras y nos ataca por todos lados». Sonia Niélis Díaz terminaba esta frase con lágrimas en los ojos al recordar todo el proceso por el que había pasado.
En 2020 tenía 35 años, llevaba una vida activa y tenía una hija de 13 años. En julio de ese año, su pecho derecho empezó a dar «avisos» de que algo iba mal. Dijo que sentía que «se estaba calentando» y decidió acudir al ginecólogo.
Tras la revisión, el médico no encontró nada raro, pero decidió realizarle pruebas de imagen (mamografía y ecografía). Allí se dio cuenta de que tenía un pequeño nódulo en la mama izquierda, «del tamaño de un grano de arroz», y se programó una biopsia para identificar de qué se trataba.
Confiesa que, mientras esperaba los resultados, tuvo la corazonada de que daría positivo en cáncer.
«Tuve una corazonada. La intuición nunca falla, no miente, pero hay esperanza; la esperanza siempre nos hace sentir mejor».
Sonia subraya que uno de los mitos populares sobre la enfermedad es que el cáncer sólo está presente cuando hay un nódulo o cuando se nota un pequeño bulto o protuberancia en la mama, pero no siempre es así. Se refirió a su caso en el que no sintió nada al tocarla.
El 20 de julio de 2020, en plena pandemia, le diagnosticaron un cáncer de mama ductal invasivo en estadio inicial. El tumor era tan pequeño como 0,6 cm.
Como había sido víctima de covid19 antes de la operación, transcurrieron un mes y 11 días desde el diagnóstico hasta que se llevó a cabo la operación.
El día de la operación empezó pronto. Como el tumor era más grande, la extirpación quirúrgica fue más complicada. Todo el proceso duró seis horas, requirió tres patólogos e implicó que un radiólogo colocara un dispositivo para localizar el tumor, una técnica utilizada por los radiólogos para localizar bultos en la mama, señaló.
Además, le extirparon 12 ganglios linfáticos para ver si su tejido estaba afectado por el cáncer, pero da gracias a Dios porque todo estaba en excelentes condiciones.
‘Estaba muy nerviosa porque siempre he estado sana, pasé de 0 a 100, lo que significa que pasé de estar muy sana a tener cáncer’.
Entre lágrimas y una gran sonrisa, subraya que siempre se ha ‘aferrado’ a Dios, que le ha dado toda la fuerza necesaria para superar la situación.
Dios ha sido tan bueno conmigo. Dios me sostuvo y me puso bajo sus alas. Ese día [el de la primera quimioterapia] lloré mucho, pero me puse de rodillas y le dije a Dios: ‘Dios ha sido muy bueno conmigo'».
Elvin Castillo Romero, oncólogo a cargo de la cirugía de Sonia, explicó que afortunadamente se pudo realizar una cirugía conservadora de mama y sólo se extirpó el tumor junto con el tejido sano circundante, además de una biopsia del ganglio centinela (técnica para identificar y extirpar el primer ganglio linfático debajo de la axila por donde drena el líquido linfático de la mama). Explica que la paciente fue tratada con 16 quimioterapias diferentes y 36 tipos distintos de quimioterapia.
Se le prescribieron 16 quimioterapias y 36 radioterapias. Recuerda el primer día de quimioterapia como un día que nunca olvidará. Llegar a la sala donde recibiría el tratamiento fue un duro golpe, ya que se enfrentó a la realidad de lo que tendría que vivir.
Luego vino la radiografía, que ella describe como «lo peor». Dice que la idea de someterse a quimioterapia hace que la gente sienta miedo e incluso pánico, pero en su caso las radiografías fueron más fuertes y dolorosas. Días difíciles
Sonia se describe a sí misma como fuerte y superó todos los procesos con buena actitud como creyente en Dios. Sin embargo, hubo días malos, «grises» como ella los llama.
La hija era el motor y la madre la palanca de arranque. Su voz tiembla y sus palabras se entrecortan cuando describe cómo la idea de dejar a su hija sola sin su padre la agitaba cada día, y cómo verla así era lo más duro de su vida.
Lo que más afectó a la autoestima de Sonia fue la pérdida de todo su precioso cabello.
Casi un año después de la operación, Sonia experimentó la angustia de pensar que el mal había vuelto a entrar en su vida: una revisión rutinaria cada tres meses reveló una pequeña masa en la zona donde había sido operada.
Da gracias a Dios de que sólo fuera un susto.
‘Pero era duro pensar que tendría que volver a pasar por lo mismo. Volver a tener cáncer lo destruye todo. El cáncer destruye las emociones, la familia y las finanzas.
Ahora lleva tres años libre de la enfermedad. Sin embargo, el tratamiento postoperatorio le afectó al corazón y los pulmones. Las radiografías le han «engrosado» los pulmones.
Otra es que tiene que someterse a terapia farmacológica, ya que hay que regular sus hormonas de estrógeno y progesterona para evitar una reaparición de la enfermedad. A pesar de ello, Sonia está feliz y agradecida de poder vivir con su familia.
El caso de Sonia es un ejemplo. Ella comparte su historia para concienciar a las mujeres sobre la enfermedad.
Sobre el cáncer de mama
Con motivo del Día Internacional del Cáncer de Mama, que se celebra el jueves 19 de octubre, queremos compartir algunos datos importantes sobre esta enfermedad.
Los especialistas definen el cáncer de mama como el crecimiento de tejido nuevo y anormal que surge de células mamarias mutadas. Este tejido tiene la capacidad de invadir y destruir el tejido circundante y puede extenderse a los ganglios linfáticos o a otras partes del cuerpo (lo que se conoce como metástasis).
Una masa palpable, deformidad de la mama, sangrado por el pezón, retracción de la piel, hinchazón de la piel y la mama y aumento doloroso de los ganglios linfáticos de la axila son los principales síntomas de esta enfermedad.
Las causas que influyen en la aparición de esta enfermedad son multifactoriales. Los expertos señalan que el principal factor de riesgo es la exposición a las hormonas ováricas (hormonas femeninas), razón por la cual la enfermedad es 100 veces más frecuente en mujeres que en hombres.
Otros factores de riesgo son la edad, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo, el alcohol, los antecedentes familiares de cáncer y, en algunos casos, las mutaciones genéticas.
La detección precoz del cáncer salva vidas
El Sr. Castillo señala que el pronóstico de los pacientes cuyo cáncer se detecta precozmente es muy bueno, con una tasa de supervivencia a cinco años del 98-99%. También es probable que el tratamiento sea menos agresivo.
En el tratamiento quirúrgico, la conservación de la mama puede ser posible con una detección precoz. El tratamiento clínico puede reducir el tratamiento, mientras que en algunos casos no es necesaria la quimioterapia.
En EE.UU., dos de cada tres casos de cáncer de mama se detectan en un estadio localizado. Sin embargo, se calcula que entre el 60% y el 70% se desarrollan en un estadio avanzado».